Son muchas las dietas que restringen o eliminan los hidratos de carbono pero, ¿son un ejemplo de dieta equilibrada y sana? La respuesta la comprobamos fijándonos en cuáles son los alimentos que componen la base principal de la pirámide alimentaria o los alimentos que forman parte de la Dieta Mediterránea. En ambos sitios los hidratos de carbono son el punto de partida.
“Los hidratos de carbono son para nuestro organismo lo que la gasolina para un coche, el combustible.”
La razón para su consumo es que contienen “la gasolina” para nuestro cuerpo, la glucosa. El cerebro, el hígado, nuestros músculos funcionan gracias a ella. Por eso, si no ingerimos la cantidad adecuada estaremos más cansados, de mal humor, desconcentrados…
Pero dentro de los hidratos de carbono, hay que diferenciar cuáles son los que realmente se enmarcan dentro de la Dieta Mediterránea y de la pirámide nutricional.
Son los hidratos de carbono complejos (pan, pasta, arroz, patata, legumbres, cereales…). Nos proporcionan energía durante más tiempo y de manera más eficiente. Se deben consumir diariamente y proporcionarnos entre el 50-55% de la energía que comemos al día. ¿Cómo repartirlo? Incluye en cada una de las ingestas diarias que realices una o dos raciones. Mejor todavía si son integrales, ya que contienen fibra, indispensable para un correcto tránsito intestinal y aportan mayor saciedad. Además, los alimentos integrales contienen vitaminas y minerales que los refinados carecen.
El otro tipo de hidratos de carbono son los simples (dulces, golosinas, azúcar, refrescos azucarados…) que, si no sabemos aprovecharlos correctamente terminan acumulándose en forma de grasa. Éstos, quedan alejados de la Dieta Mediterránea y dentro de la pirámide alimentaria están relegados a un consumo más ocasional.
¿Pero realmente engordan tanto como dicen?
No. Para hacernos una idea, 1 gramo de proteína y 1 gramo de hidratos de carbono tienen las mismas kilocalorías, 4kcal. El problema se origina en el “acompañamiento”: macarrones con bechamel y queso, patatas fritas con ketchup, un cocido completo, “mojar” el pan en la salsa del guiso… Son kilocalorías extras que corren a cargo de las grasas que aportan los otros alimentos y que nada tienen que ver con los hidratos de carbono.
Por lo tanto, no te dejes engañar y cómete una rebanada de pan con aceite de oliva virgen extra, unos espaguetis con salsa de tomate casera, unas lentejas con verduras… Los hidratos de carbono se han convertido injustificadamente en “enemigos”. Conviértelos en aliados y disfruta de ellos.
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Hola,
Veo que en los menús, sigue habiendo fruta de postre, con lo cual, no veo que se pongan de acuerdo en cuando es mejor consumirla, si entre horas y antes de las comidas, o después. Qué opináis?
Las frutas son hidratos de carbono simples, y no las nombras en tu artículo. Hay que comerlas o no? Igualmente los lácteos, son simples, sean o no desnatados.
No entiendo esa clasificación: simples = malos, complejos = buenos.
Yo elijo no comer pasta blanca o pan blanco, (complejos) y sí fruta y lácteos (simples).
Espero aclaración. Gracias.