Día Mundial del Alzheimer

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Recientemente, el pasado domingo 21 de septiembre, ha sido el día mundial del Alzheimer. Una enfermedad, que pese a ser un trastorno neurodegenerativo tiene mucho que ver con la dieta y el estilo de vida.

Qué es el Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa e irreversible, cuya causa más común es la demencia, entendida como el deterioro de las funciones neurológicas superiores. El cerebro pierde neuronas de forma masiva y como consecuencia, se pierde memoria y se producen trastornos del lenguaje, problemas de orientación del tiempo y el espacio y trastornos del pensamiento y la conducta. Existen algunos factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad como  la edad avanzada, ser mujer, tener el colesterol alto, enfermedad cardiovascular, diabetes, obesidad y hábitos como el tabaco y el alcohol.

Prevalencia en España

En España, la prevalencia de demencia en personas de 70 años o mayores oscila, respectivamente, entre el 3,2 y el 12,3% y entre el 2,6 y el 7,7%, según la región geográfica. España es uno de los países que más rápidamente está envejeciendo en el mundo, estimándose que el porcentaje de adultos de 60 o más años se incrementará desde el 20% actual a un 40% en el 2050, por lo que es previsible, por tanto, un acusado aumento de casos de Alzheimer. Por lo tanto, se puede considerar como un grave problema de salud pública.

El papel de la alimentación

Las personas que sufren Alzheimer presentan grandes dificultades para alimentarse. Al principio, cuestiones como comprar y manipular alimentos, olvidarse de comer, no detectar los olores son muy frecuentes. En la siguiente etapa, el paciente sufre pérdida de peso, no deglute ni mastica bien, hasta que finalmente, se vuelve incapaz de tragar y necesita una sonda para alimentarse, ya que el aparato digestivo comienza a enlentecer sus funciones.

Esta enfermedad tiene en común con las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, un estado de base proinflamatorio y prooxidante. Una mayor adherencia a la dieta mediterránea (de la cual cada vez nos alejamos más) podría prevenir el riesgo de padecerla. Las vitaminas antioxidantes (C y E), las vitaminas B6, B12 y el ácido fólico, en especial el omega-3, protegen del riesgo.

Cada vez son más los mayores que residen solos, alejados de sus familias o casi abandonados en geriátricos donde no están lo bien atendidos que debieran, desafortunadamente. La malnutrición, la pérdida de peso y la caquexia son factores asociados a la disfunción cognitiva, a la disminución de las actividades de la vida diaria y peor supervivencia en estos pacientes, por lo que una intervención nutricional es crucial para manejar la enfermedad.

 Bibliografía:

Nutrición Clínica.- Angel Gil

Nutrición en las diferentes etapas de la vida.- Judith E. Brown

Lanyau Domínguez Yeneisy. La dieta en la enfermedad de Alzheimer. Rev Cubana Salud Pública  [revista en la Internet]. 2009  Dic [citado  2014  Sep  21] ;  35(4): 55-64. 

Reina García Closas. Nutrición y enfermedad de Alzheimer. Revista Alzheimer.

 

 

 

 

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