Las enfermedades digestivas, engloban todas aquellas patologías que afectan a cualquier parte del aparato digestivo (boca, glándulas salivales, garganta, esófago, estómago, hígado, páncreas, vesícula biliar, intestino delgado, intestino grueso, recto y ano). Dependiendo de la zona y del órgano afectado, los síntomas digestivos se manifestarán de una u otra manera.
Los síntomas pueden ser muy variables y en ocasiones poco específicos, pueden ir desde gases, hinchazón, dolor abdominal, eructos, náuseas, vómitos, acidez, diarrea, estreñimiento, entre muchos otros. A nivel nutricional, es imprescindible individualizar la alimentación de la persona afectada por la patología digestiva planteando unas pautas y unos cambios dietéticos adaptados tanto al diagnóstico médico como a los signos y síntomas que pueda presentar el o la paciente. Es fundamental personalizar estas pautas y cambios dietéticos a los gustos, posibilidades económicas, estilo de vida o el trabajo del/la paciente, entre otros aspectos.
Los problemas digestivos impactan de forma directa en la calidad de vida los pacientes que las padecen, se estima que entre el 25-45% de la población padecen algún tipo de trastorno digestivo funcional (1). Para el diagnóstico, es importante acudir a tu médico de cabecera o a un especialista. Puedes encontrar especialistas en portales como «digestivo málaga» u otros portales sanitarios que te faciliten encontrar un especialista titulado en la zona en la que te encuentres.
Alimentación y patologías digestivas
La alimentación juega un papel fundamental en la prevención y la remisión de los síntomas de cualquier trastorno digestivo tanto funcional como orgánico, por lo que es clave tanto para el manejo de la enfermedad como para la mejorar la calidad de vida del o de la paciente acudir a un dietista-nutricionista especializado en trastornos digestivos que trabaje de forma simultánea y multidisciplinar con la unidad de médicos digestivos.
Como hemos comentado, la nutrición juega un papel fundamental en la prevención y la remisión de los síntomas de ciertos trastornos digestivos. Existen varios alimentos que, si se consumen de forma excesiva o se tiene un consumo habitual, pueden favorecer tanto al aumento como al mantenimiento de ciertos síntomas y enfermedades digestivas. Aunque siempre se tiene que personalizar la recomendación y adaptar a cada paciente, vamos a ver cinco alimentos o ingredientes que suelen estar relacionas con esto y que, por tanto, pueden llegar a perjudicar nuestro sistema digestivo.
1. El alcohol los efectos en la salud digestiva
El alcohol se absorbe a través del intestino y se metaboliza en el hígado, lo que hace que su consumo esté íntimamente relacionado con el sistema digestivo.
Un consumo excesivo de alcohol altera nuestro microbiota intestinal (bacterias que viven en nuestro intestino) así como afectar a las células que recubren nuestro intestino (2).
Un consumo excesivo de alcohol excesivo ya sea en un solo día o a lo largo del tiempo es uno de los principales enemigos en cuanto a salud intestinal respecta. Está demostrado que un consumo de alcohol habitual favorece al desarrollo, mantenimiento y empeoramiento de ciertas enfermedades digestivas y se relaciona con cierto tipo de cánceres digestivos.
En el hígado, favorece a la acumulación de grasa (hígado graso) puede inflamar también el hígado (hepatitis alcohólica) además de formar cicatrices y afectar de forma irreversible al hígado (cirrosis).
En el de estómago, se relaciona con un aumento de la inflamación de la pared del estómago (gastritis), favorecer a la formación de úlceras estomacales y esofágicas. Así como favorecer a una mala absorción de vitaminas del grupo B entre otras, deficiencia de ácidos grasos de cadena corta y otros nutrientes que influyen en un correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune(2) y estado óptimo de salud en general.
Ciertos estudios han relacionado el consumo de vino tinto con regularidad puede aumentar sufrir brotes en aquellos pacientes que padecen colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn(3).
También se ha podido observar una relación entre el consumo de alcohol de forma sostenida con un aumento de la motilidad o movimiento intestinal(3), algo que podría perjudicar aquellos pacientes que sufren diarreas o descomposición de forma habitual.
Esto es una pequeña muestra de los efectos perjudiciales que se pueden dar sobre nuestra salud digestiva a partir de un consumo de alcohol de forma regular o bien, de forma excesiva un solo día.
2. El café y la salud digestiva
Para muchos de nosotros el consumo de café es un hábito muy extendido ya sea para desayunar, en el break de media mañana con los compañeros del trabajo, cuando quedamos con un amigo o amiga o incluso como punto final de una comida o una cena. Aunque si no hay ningún tipo de patología de base, el café ha demostrado tener efectos positivos para la salud de las personas, para aquellas personas que sufren de algún trastorno digestivo puede no ser tan recomendable, ya que puede potenciar y favorecer al mantenimiento de algunos síntomas.
El café tanto con cómo sin cafeína, aunque en menor medida, estimula tanto la secreción y producción tanto de gastrina, hormona que favorece a la producción de ácido clorhídrico, como del propio ácido clorhídrico(4) que se encuentra nuestro estómago. Este efecto, ha hecho plantear la idea de que el consumo de café puede aumentar la dispepsia (mala digestión, malestar, náuseas, ardor de estómago, eructos y flatulencias), quemaduras esofágicas, gastritis, úlceras y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Por otro lado, existe la idea de que el café disminuye la tensión del esfínter esofágico inferior(4) (EEI), una válvula que se encuentra entre el estómago y el esófago que impide que el ácido del estómago pase hacia el esófago, lo que provocaría mayor reflujo gastroesofágico y acidez estomacal. Los estudios al respecto no son concluyentes puesto que muchos de los resultados apoyan esta hipótesis y muchos otros no.
Aunque la relación no esté clara, algunos de estos estudios demuestran una mayor frecuencia y sintomatología en aquellos pacientes que padecían ERGE y tenían un consumo regular de café(4). Si bien es cierto, la enfermedad por reflujo gastroesofágica (ERGE) se relaciona con el consumo de muchos otros alimentos diferentes como: alimentos picantes, grasas alcohol, vino, cerveza, refrescos, alimentos cítricos, café y chocolate.
Esto junto a otros factores, provoca que, en paciente con problemas de reflujos gastroesofágico (ERGE), acidez, patologías que afecten al esófago, etc. siempre desde la personalización y según sus síntomas se les pueda recomendar la reducción o incluso evitar el consumo de café.
3. El picante
La dispepsia funcional, consiste en un trastorno gastrointestinal que se caracteriza por sensación de plenitud después de comer, saciedad temprana, dolor y ardor en la parte central superior del abdomen.
Los alimentos picantes, gracias a la capsaicina sustancia responsable del sabor picante de la gran mayoría de alimentos, estimulan y favorecen a un aumento los síntomas de la dispepsia funcional(5). También se ha podido observar una asociación entre comer alimentos picantes y mayor sensación de arcadas y plenitud estomacal.
Por otro lado, es algo frecuente relacionar el consumo de picante con la aparición de úlceras gástricas, en realidad las principales causas de las úlceras de estómago son: infección por la bacteria Helicobacter pylori o por tomar medicamentos antiinflamatorios (AINE), como el ibuprofeno o la aspirina entre otros. Si bien no, aunque hay poca evidencia al respecto, el picante puede empeorar los síntomas, por ello en el caso que se tenga una úlcera gástrica se recomendaría evitar el consumo de picante.
En el caso del síndrome del intestino irritable (SII), también se ha relacionado en ciertos estudios el consumo de alimentos picantes con un aumento del dolor y el ardor abdominal(6), por lo que en este caso también se recomendaría evitar el consumo de alimentos con picante.
4. Azúcar y bebidas azucaradas
La reducción del consumo de bebidas azucaradas y del consumo de azúcar, no es algo nuevo. La organización mundial de la salud recomienda reducir el consumo de azúcares libres (glucosa, fructosa, sacarosa o azúcar de mesa que añaden a los alimentos y las bebidas los propios fabricantes, cocineros y consumidores, así como a los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes y los zumos de frutas) a menos del 10% de la ingesta calórica total (50g aproximadamente al día) e incluso propone reducir aún más al menos 5% de la ingesta calórica total (25g aproximadamente al día)(7).
A nivel digestivo, se ha visto una asociación entre el consumo de azúcar y bebidas azucaradas con el riesgo de padecer colitis ulcerosa, un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal(8). Además, la sacarosa o azúcar de mesa se asocia con el riesgo de padecer enfermedad de chron(8).
Por otro lado, las dietas ricas en fructosa, jarabe de maíz alto en fructosa, sacarosa y bebidas azucaradas favorecen a un aumento de la acumulación de grasa en el hígado (hígado graso)(9).
5. Edulcorantes (polialcoholes) y su relación con la salud digestiva
En los últimos años se ha popularizado bastante la adicción de ciertos edulcorantes a través de las redes sociales, en suplementos de proteínas, en bebidas energéticas, etc. Pues bien, según que edulcorantes, aunque sean seguro desde el punto de visto alimentario, un consumo excesivo o mantenido en el tiempo pueden tener un efecto negativo para nuestra salud gastrointestinal sobretodo en aquellas personas que padecen algún tipo de patología gastrointestinal.
Dentro de los diferentes edulcorantes, se encuentran los “polialcoholes: sorbitol E-420, eritritol E-968, Manitol E-421, Xilitol E-967, Isomalt E-953, lactictol E-966, maltitol E-995”.
Se ha podido observar que un consumo elevado de polioles, que podemos encontrar en diferentes postres, productos light, refrescos zero o light, chicles, caramelos, etc., favorece a padecer síntomas gastrointestinales y tienen un efecto laxante. Este efecto, puede ser aún mayor en pacientes con síndrome de intestino irritable(10).
También se ha podido ver que ciertos edulcorantes que solo son absorbidos parcialmente (eritritol) o directamente no se absorben (isomaltosa, lactitol, maltitol, sorbitol, xilitol y maltitol) en el intestino delgado llegan al intestino grueso parcialmente íntegros o íntegros donde y son fermentados por las bacterias que habitan en el colon produciendo gas(10). Algo que podría favorecer a aumentar la sintomatología de aquellos pacientes que padecen de gases e hinchazón.
También parece ser que los edulcorantes pueden llegar alterar la composición de la microbiota intestinal, aunque se necesitan más estudios en humanos para establecer firmemente este efecto(10).
Por lo que en pacientes con patología intestinal o que padecen síndrome de intestino irritable, y sufran principalmente de gases, descomposición o hinchazón, se recomendaría reducir y/o evitar el consumo de ciertos edulcorantes, con el fin de mejorar su sintomatología de base.
Concluyendo, a nivel nutricional, en pacientes con algún tipo de patología gastrointestinal con el fin de reducir y/o mejorar la sintomatología se recomendaría reducir al máximo, dentro de lo posible, tanto la ingesta de azúcares como las bebidas azucaradas.
En este artículo se han descrito de manera general los efectos de algunos alimentos o ingredientes que, si se consumen de forma habitual o en exceso, pueden ser contraindicados en ciertas patologías gastrointestinales y pueden ser perjudiciales para tu sistema digestivo.
Como se ha comentado a lo largo del artículo, es fundamental ponerse en manos de un dietista-nutricionista colegiado especializado en nutrición digestiva, así como con un equipo médico de digestivos cualificado, para poder personalizar y adaptar el tratamiento a ti, y no seguir dietas restrictivas sin ningún tipo de supervisión que pueden ser contraproducentes tanto para la patología en cuestión como para tu salud.
Bibliografía
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