
El 12 de noviembre es el Día Mundial de la Obesidad, una epidemia que se ha convertido en la comidilla de las encuestas nutricionales y de la sanidad en general. Por ello es conveniente y necesario que dediquemos unas líneas a hablar de ella. ¿En qué estamos pensando? ¿Qué estamos haciendo con nuestro cuerpo? La obesidad es hoy una pandemia global con destacables implicaciones en la salud pública, tal que ha sido catalogada por los expertos como “la epidemia del siglo XXI”, pues su prevalencia ha aumentado alarmantemente en los últimos años (actualmente superando las cifras del 39% de la población con exceso de peso). De hecho, según la OMS, las proyecciones de futuro no sugieren nada favorable, sino todo lo contrario: De continuar con esta tendencia actual, para el año 2030 el 100% de la población adulta americana presentará un IMC >27 cm2 y, en el año 2040 la totalidad de la población europea tendrá sobrepeso.
¿Por qué «alimentamos» la obesidad?
¿Por qué nos encontramos en esta situación? Parece que porque nos gusta: nos gusta la buena vida, nos gusta eso de comer alimentos apetecibles, sabrosos y que se nos derritan en la boca, nos gusta eso del picoteo “una cosita de aquí” y “otra cosita de allá”, nos gusta eso de estar en casita viendo nuestra serie favorita y no movernos siquiera para coger el mando, nos gusta ir a todos lados en coche porque es mucho más cómo que andar unos minutos, nos gusta la comida rápida antes que tener que hacer de comer. En definitiva, parece que nos gusta tener exceso de peso.
De hecho, resultados de estudios a nivel nacional dan a conocer esta verdad, y es que más del 50% de la población laboral en activo de nuestro país presenta sobrepeso u obesidad. Igualmente alarmante es el hecho de que esta notable prevalencia de sobrepeso y obesidad se esté dando también en la población infantil-juvenil al mismo nivel que en la población adulta. De hecho, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) ya alertó en 2013 que el aumento de la obesidad infantil podría traer consigo que, en las próximas generaciones, por primera vez en la historia, los hijos podrían vivir menos años que sus padres. Los más pequeños de la casa tienen como modelo a seguir a sus padres y tienden a imitar sus comportamientos y a aplicar la educación que se les da en casa y en el colegio. Por un lado, en casa los padres de por sí ya presentan malos hábitos de alimentación y, por otro lado, desde el sistema educativo tampoco se intentan inculcar los valores de la suma importancia de un buen control del peso y de una alimentación equilibrada. Entonces, ¿tanto nos extrañan estos resultados? ¿Tan raro e increíble parece que cada vez la población infantil presente mayores cifras de obesidad y, asociado a ello, diabetes tipo 1, hipercolesterolemia, hígado graso no alcohólico, etcétera, etcétera y otro largo etcétera?
La obesidad no se reduce a un problema estético
Esta pandemia aterradora crece a ritmo de incendio y lo malo es que es tan nueva que no sabemos o, mejor dicho, no comprendemos cómo comportarnos ante ella. Por un lado, se persuade a la población con un modelo estético de delgadez extrema lanzando a miles de personas en brazos de la anorexia, la bulimia o a los atracones y, de hecho, se tiende a dar prestigio a este estereotipo, despreciando a “los gordos”. Por otro lado, desde la industria alimentaria cada vez nos incitan más a adquirir sus nuevos productos precocinados y sucedáneos, tan ricos y tan cómodos de preparar, y tan llenos de grasas saturadas y “porquerías”, alejándonos cada vez más de una dieta equilibrada, mediterránea, con productos frescos y “vírgenes”, lo más naturales posibles. Y además, también está la escasa noción de salud en la población. Antiguamente se recurría mucho a eso de que el exceso de peso era símbolo de salud, y de que una persona con quilos de más, estaba bien nutrida. ERROR. Cada vez escucho más eso de “a mi es que me da igual tener sobrepeso” o “yo es que así estoy a gusto conmig@ mism@”. Estas afirmaciones me llevan a preguntarme, ¿de verdad a estas alturas aún no somos conscientes de la multitud de problemas que acarrea un exceso de peso y, principalmente, cuando es derivado de una mala alimentación? Es que parece mentira que, a día de hoy, con lo inmersa que está la sociedad en la era del internet y lo fácil que es acceder a la información, sigamos pensando que lo peor de la obesidad es la estética y que, si estamos a gusto con nuestra apariencia así, ya todo está bien.
Principales consecuencias de la obesidad
Por todo esto, me gustaría exponer algunas de las muchas consecuencias que trae consigo la obesidad y/o el exceso de peso:
- Acarrea una mayor resistencia a la insulina, siendo una persona obesa más propensa a desarrollar diabetes tipo 2.
- Las articulaciones de los miembros inferiores sufren a causa del exceso de peso que tienen que soportar, al igual que la columna vertebral, lo que conlleva a una mayor probabilidad de desarrollar artrosis.
- La capacidad respiratoria disminuye y empieza a aparecer la fatiga más frecuentemente.
- Estudios recientes demuestran, tal y como se expone en el artículo “¿La obesidad puede causar daños neuronales?”, que conlleva a un mayor deterioro neuronal.
- Acarrea un mayor índice de problemas cardiovasculares como la hipertensión, una mayor probabilidad en la aparición de varices, hipercolesterolemia, etc.
- Problemas a nivel psicológico (falta de autoestima, depresión, etc.)
Es decir, a grosso modo, la obesidad implica una disminución en la esperanza de vida del individuo que la padece, precisamente por todas las complicaciones anteriormente citadas que ocasiona la propia obesidad.
Y una vez que ya sabemos esto, parémonos un momento y recapacitemos. ¿Queremos seguir así? ¿Es esto lo que queremos para nuestros hijos?
Y lo más importante: ¿Merece la pena cuidar un poco el peso por una mejor calidad de vida y un mejor estado de salud? La respuesta es SÍ.
Referencias bibliográficas
- Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) (2015). Un riesgo para la salud. «Dietas milagro». Dietas Milagro para adelgazar: sin fundamento científico y con riesgo para la salud. Recuperado de: http://aesan.msssi.gob.es/AESAN/web/rincon_consumidor/detalle/dietas_milagro.shtml
- Bermejo Sarmiento, A., Orozco Sánchez, F., Ordóñez Hernández, J. y Parga, C. (2016) Obesidad infantil, nuevo reto mundial de malnutrición en la actualidad. Biociencias, 11(2).
- Fundación Española de la Nutrición (2013). Libro blanco de la nutrición en España. Madrid: FEN.
- Mönckeberg, F. y Muzzo, B. (2015) The disconcerting epidemic of obesity. Revista Chilena de nutrición, 42(1).
- Organización Mundial de la Salud (OMS) (2015) Epidemia de obesidad y sobrepeso vinculada al aumento del suministro de energía alimentaria – estudio. Boletín de la OMS. [Internet] Recuperado de: http://www.who.int/bulletin/releases/NFM0715/es/
- Rufino González, J.F. y Pérez Amat, E. (2007) Obesidad: ¿Epidemia del siglo XXI?. Enfermería Docente, 87; 29-31.
- Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) (2013). Estudio highprevalence of obesity. Recuperado de: http://www.seedo.es/index.php/sala-de-prensa/comunicados-a- medios
- Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) (2013). La obesidad, ahora sí una enfermedad de peso. Recuperado de: http://www.seedo.es/index.php/sala-de- prensa/comunicados-a-medios
Excelente artículo Paloma, estoy totalmente de acuerdo contigo en esta epidemia de sobrepeso y obesidad, y que la mayoría de industrias de alimentos e incluso políticos no ayudan a mejorarla.
Pero creo que por lo menos la gente que nos dedicamos a la salud debemos dar información veraz al respecto.
Por ejemplo ayer dejé un comentario en el siguiente artículo:
http://navarroclinica.com/mitos-sobre-el-sobrepeso-desmentidos-cientificamente/
En el habla sobre los mitos del sobrepeso, y me llamó la atención sobre todo la forma de «desmentir» con evidencia científica los mitos 2 y 3.
El comentario que dejé ahí fue:
«Aunque estoy de acuerdo con algunos mitos, como por ejemplo el primero, que no es la cantidad de lo que se come si no la calidad de los alimentos y el balance energético, creo que deberías ser más preciso en las afirmaciones sobre los resultados de los estudios que mencionas, pues mucha gente puede leer este blog y sacar falsas conclusiones.
Por ejemplo en el segundo mito mencionas al final un “mega estudio sobre los resultados de 26 estudios, realizado por Daniel L. McGee…” y concluyes que “los individuos obesos viven un poco más que los de peso normal”.
Si vas a la fuente de pubmed que tu mismo citas y sólo leyendo el abstract, concluye: “We document once again, excess mortality associated with obesity. Our results do, however, question whether the current classification of individuals as “overweight” is optimal in the sense, since there is little evidence of increased risk of mortality in this group”, y en los resultados los riesgos relativos de muerte en general por cualquier causa, por enfermedad coronaria o por enfermedad cardiovascular eran de 1.22, 1.57 y 1.48, respectivamente, en comparación con las personas con IMC normal.
Concluye por lo tanto que hay mayor mortalidad entre los obesos, y más bien pone en tela de juicio si la clásica clasificación de sobrepeso según el IMC es adecuada, porque no hubo mayor aumento de riesgo de mortalidad en ese grupo.
Creo es responsabilidad de todos dar la mejor información posible a las personas. Un saludo»
Y como era de esperar, mi comentario no fue aprobado, y fue borrado.
A ver si alguien puede dejar un comentario ahi.
Siento el tostón pero a veces ver artículos con información imprecisa de salud me indigna.
Enhorabuena por tu artículo Paloma, sigue Así.
Saludos.
Dr.Luis Cueva