La glucosamina es una sustancia natural presente en el cartílago articular de nuestro cuerpo. Entre las diferentes propiedades de la glucosamina destaca la capacidad de mantener la elasticidad y lubricación de las articulaciones.
En el mercado la podemos encontrar como suplemento nutricional en diferentes formatos con el nombre de N-acetil glucosamina, sales de sulfato o clorhidrato de glucosamina y condrotina como sulfato de condroitina1. Este suplemento nutricional se extrae de crustáceos (como langostas, camarones o cangrejos), aunque el sulfato de glucosamina con mayor evidencia científica y el más utilizado en los complementos nutricionales, se produce en su mayoría en el laboratorio. Entre las diferentes propiedades de la glucosamina las más destacadas son la formación y reparación del cartílago humano, así como mantener elasticidad y lubricar las articulaciones.
Glucosamina en casos de osteoartritis
Existen diferentes factores como el exceso de peso, lesión o uso excesivo, debilidad muscular, daños neuronales, envejecimiento e incluso factores hereditarios2 que pueden desencadenar un desgaste del cartílago y por tanto una disminución de las concentraciones de glucosamina entre otras sustancias. Este desgaste paulatino produce inflamación, rigidez y dolor en las articulaciones afectadas, conocido como osteoartrosis2. Las evidencias científicas apuntan que «la utilización de suplementos con sulfato de glucosamina tienen efectividad en el control del dolor y en la mejoría funcional de pacientes con osteoartritis 1,3,4«. También se ha observado un efecto persistente por el cual su eficacia se mantiene hasta dos meses después de la supresión del tratamiento3.
La osteoartritis es la causa más común de dolor crónico y discapacidad en personas mayores y puede afectar a cualquier articulación, siendo las más comunes: caderas, rodillas, articulaciones de las manos, pies y columna vertebral5. Tradicionalmente, el tratamiento se centra en el alivio y control del dolor utilizando analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE)5. Sin embrago, teniendo en cuenta los últimos estudios sobre la toxicidad del paracetamol y los efectos secundarios de los AINEs, la comunidad científica se inclina cada vez más por el uso de los fármacos SYSADOA (Symptomatic Slow Action Drugs for OA), como es el sulfato de glucosamina, para el tratamiento base en la osteoartritis3. Hay que tener en cuenta que una de las propiedades de la glucosamina es la eficacia ante el alivio de los síntomas, así como su baja toxicidad y alta seguridad de uso, permitiendo que sea consumida a largo plazo sin presentar apenas efectos adversos5. Por tanto, según la evidencia científica actual el uso del sulfato de glucosamina se podría considerar un buen remedio contra la osteoartritis.
Aplicación de glucosamina en deportistas
La glucosamina a día de hoy tiene especial interés en el mundo del deporte, puesto que esta sustancia podría tener un efecto positivo en los diferentes procesos de desgaste articular en atletas. Se conoce que el movimiento excesivo y la exposición de la carga sobre las articulaciones provocan lesiones en el cartílago articular. De manera que se asocian los deportes de impacto repetitivo y de carga torsional en las articulaciones con un aumento del riesgo de degeneración del cartílago articular, lo que da como resultado los síntomas clínicos de la osteoartritis (OA)6.
Momomura et al realizó un estudio en ciclistas, donde se les administró una dosis de 1,5 o 3g/ día de glucosamina y pudo concluir que la glucosamina tiene un efecto condroprotector, evitando la degradación del colágeno de tipo II en atletas de diversos deportes, incluidos jugadores de fútbol y ciclistas6. En otro estudio, se quiso observar el efecto que tenía la administración de glucosamina en atletas con una lesión aguda, observando que tras la administración de glucosamina no existe diferencia significativa en la disminución del dolor, por lo contrario si se observó aumento significativo de la flexibilidad en los atletas7.
Como conclusión, se puede decir que existe evidencia suficiente de que la glucosamina tiene efectividad en el control del dolor y en la mejoría funcional de pacientes con osteoartritis. Por otro lado, dada la elevada controversia que existe en la evidencia en atletas, se puede llegar a la conclusión que la glucosamina podría disminuir la degradación de colágeno tipo II de las articulaciones así como mantener la síntesis de este, durante la práctica de diferentes deportes. Aunque los presentes resultados son muy alentadores, son necesarios más estudios donde se corrobore esta asociación.
Bibliografía
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