
Tedros A. Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado un mensaje que está dado la vuelta al mundo. El mensaje va relacionado con la importancia de tener buenos hábitos y una alimentación saludable para lograr estar sanos y con una buena inmunidad a la hora de afrontar la crisis del coronavirus (COVID-19). Cuando se refiere a buenos hábitos, incluye: realizar actividad física, evitar bebidas alcohólicas o azucaradas, no fumar y cuidar la salud mental. Estas son las premisas básicas para buscar una buena salud y un buen estado del sistema inmunológico.
Relación entre microbiota intestinal e inmunidad
Sabemos que hay diversos factores que influyen en la implantación de una microbiota intestinal correcta. algunos de estos factores son: la genética, el tipo de parto, el tipo de lactancia, el uso de antibióticos, la infección por diferentes agentes patógenos y, por supuesto, el tipo de alimentación que llevemos.
La alimentación juega un papel fundamental en la regulación del microbiota intestinal. Por lo tanto, la alimentación también influye en la regulación de nuestro sistema inmune.
¿Cómo se produce la relación entre el sistema inmune y la microbiota intestinal?
En el intestino tenemos más de 1 kg de microorganismos que juegan un papel importante en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Si todo funciona correctamente, se produce una simbiosis donde hospedador y huésped se benefician el uno del otro. Por ejemplo, hay algunas bacterias que participan en la producción de enzimas, de vitaminas como la vitamina K y algunas del complejo B y actúan junto con el moco intestinal, como barrera ante agentes patógenos. Básicamente, se trata de una convivencia que debe ser muy cuidada.
Para conseguir que esta relación sea buena, lo primero que tienen que hacer nuestras células intestinales e inmunitarias es ser capaces de reconocer si los microorganismos son buenos o perjudiciales. De este modo, podrán aprender a luchar contra los que suponen una amenaza para nuestra salud. ¿Cómo?: Desencadenando un proceso inflamatorio como respuesta.
La respuesta inflamatoria del sistema inmunitario
En nuestra microbiota intestinal existe una inflamación “fisiológica” mediada por beneficiosas Inmunoglobuinas A. Esta respuesta inflamatoria debe ser aumentada cuando se detecta la entrada de un microorganismo patógeno, con el objetivo de luchar con el mismo. Esto ocurre, por ejemplo, en caso de las gastroenteritis que habitualmente mejoran sin necesidad de medicación.
Cabe destacar que el sistema inmunitario funciona de una manera muy compleja. En ocasiones, una respuesta inmune inflamatoria puede ser tan exagerada que necesitemos tratamientos antiinflamatorios para regularla. Esto puede suceder en pacientes hospitalizados por COVID-19 que ya están recibiendo medicamentos antivirales. Sin embargo, es importante subrayar que, esta parte de la inmunidad, está más relacionada con la predisposición genética que con la microbiota intestinal.
Alimentación y microbiota intestinal
Te estarás preguntando qué tipo de alimentos necesita nuestra microbiota intestinal para funcionar correctamente. Su principal alimento es la fibra y algunos tipos de hidratos de carbono presentes en diversos alimentos de origen vegetal. Estos actúan como prebióticos buenos, por lo que deberán ser los protagonistas en su alimentación. Por este motivo, te animamos a potenciar el consumo de verduras, legumbres, frutas, farináceos integrales, frutos secos y semillas. Estos alimentos, no solo se relacionan con la prevención de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes o enfermedades cardiovasculares sino también con la implantación de una microbiota intestinal adecuada. Esto es importante, porque una microbiota sana fortalecerá nuestra inmunidad. Es decir, estos alimentos vegetales son buenos para nuestras propias células como también para las células de nuestra microbiota.
En relación a las proteínas y las grasas, estas deberán aportarse en su justa medida. Un exceso de estos macronutrientes potencia el crecimiento de microorganismos no tan amigables con nuestro intestino. Los alimentos ultraprocesados o con exceso de aditivos son los que afectarán negativamente a la microbiota intestinal.
¿Podrían los probióticos o prebióticos ayudar en la prevención de COVID-19?
Actualmente, no hay pruebas de que los probióticos, prebióticos o simbióticos logren disminuir el riesgo infección por COVID 19. Sin embargo, en algunas personas se identificó disbiosis microbiana, con disminución importante de los probióticos intestinales. Por este motivo, es probable que el uso de prebióticos o probióticos pueda resultar beneficioso, aunque se requiere más investigación para establecer las dosis y los criterios de uso.
¿A qué nutrientes debo prestar más atención para mejorar mi sistema inmune?
Debemos tener presente que hay algunos nutrientes que contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmune. Los principales son: la vitamina A, la vitamina B6, B9, B12, la vitamina C, la vitamina D, la vitamina E, el cobre, el hierro, el selenio y el zinc. Sin embargo, por sí solos, no eliminarán el riesgo de infección ni lograrán la curación de la enfermedad. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluye que es improbable que el consumo aislado de estos nutrientes se asocie a un menor riesgo de infección.
Como guía general, podemos decir que las zanahorias y los vegetales de color naranja son ricos en vitamina A y el pescado azul es rico en vitamina D. La vitamina C está presente en todos los alimentos de origen vegetal; en especial en los pimientos, los cítricos, el kiwi… Las espinacas y los vegetales muy verdes son ricos en Vitamina B6 y Vitamina B9, al igual que la soja seca y las legumbres. El salvado de trigo es rico en magnesio. Los pescados y mariscos son ricos en vitamina B12, hierro, selenio y zinc. Los lácteos son ricos en calcio, y cuando están fermentados, aportan algunos probióticos. Incluir estos alimentos en nuestra alimentación diaria nos asegurar el aporte de todos los nutrientes necesarios para tener un buen sistema inmune.
Una dieta saludable y equilibrada como base
Por lo tanto, la recomendación general es mantener una alimentación equilibrada y saludable. Esto significa que esté compuesta en un 70% de alimentos de origen vegetal y completada con alimentos de origen animal. Como guía, podemos utilizar el método del plato. En caso de llevar una alimentación omnívora, sería la manera correcta de aportar todos los nutrientes necesarios descritos para mejorar nuestra inmunidad y nuestra microbiota. Ambas se van retroalimentando.
Si bien se sabe que no hay alimentos que puedan evitar infectarnos con el COVID-19, procurar mantenernos con un sistema inmunitario fuerte nos puede ayudar a modular la respuesta a cualquier infección. Asimismo, mantener una composición corporal normal nos ayudará a regular mejor la inmunidad. Esto se debe a que, el exceso de grasa corporal, como sucede en la obesidad, aumenta el proceso inflamatorio y propicia la implantación de un microbiota alterada. De mismo modo sucede con el sedentarismo o el consumo de sustancias tóxicas como el alcohol o el tabaco.
La importancia de la higiene alimentaria como prevención del COVID 19
Por último, debemos recordar que mantener unas buenas prácticas de higiene durante la compra, manipulación, cocción y conservación de alimentos evitará la contaminación cruzada y el riesgo de contraer cualquier infección. Mantener las manos siempre limpias está resultando clave en todo este proceso.
Y si quieres más información sobre probióticos, puedes consultar el siguiente vídeo
Bibliografía
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