La microbiota intestinal, un nuevo órgano

microbiota intestinal

Desde siempre hemos pensado que somos una especie única en la naturaleza, que nos distingue de las demás, no sólo entre las especies animales sino también (y mucho más) entre el resto de especies del ecosistema (hongos, plantas, protistas, bacterias, arqueas, virus). Sin embargo, en los últimos años se está produciendo un cambio de concepto tras el descubrimiento de la microbiota intestinal. La microbiota es el conjunto de bacterias que residen en nuestro organismo. Se trata de un sistema dinámico que se modifica en función de factores ambientales y/o personales. El número de bacterias que hay en nuestro cuerpo es diez veces mayor que de células, por lo que podríamos decir que somos más microorganismos que animales. De hecho, el microbioma (conjunto de genes de las bacterias que conforman la microbiota intestinal) es cien veces más grande que el genoma humano (compuesto por unos 25.000 genes). Según estos datos, parece que deberíamos prestar más atención a los bichitos que se alojan en nuestro interior ya que probablemente tengan una función más importante de lo que creemos.

¿Cuáles son las funciones de la microbiota intestinal?

El ecosistema bacteriano, que se alberga en el tubo digestivo (principalmente en el colon), está formado por cerca de 100 trillones (1014) de microorganismos, entre los que se encuentran Firmicutes, Bacteroidetes, Actinobacteria y Proteobacteria, con predominio de los dos primeros.Este conjunto de bacterias ha ido evolucionando, adaptándose y conviviendo con el ser humano en una relación de simbiosis donde el huésped proporciona nutrientes y condiciones adecuadas para su desarrollo, mientras que la microbiota cumple una serie de funciones tales como:

  • antagonismo microbiano: impide que se establezcan otros patógenos
  • aprovechamiento de alimentos no digeribles: la microbiota puede utilizar hasta 600 kcal
  • provisión de nutrientes esenciales: vitaminas, aminoácidos
  • diferenciación del sistema inmune: entrenan al sistema inmunitario para que sea capaz de defenderse frente al agente infeccioso cuando éste colonice el organismo.

No obstante, existen muchos factores que alteran la microbiota intestinal (estrés, uso de antibióticos, laxantes, antIinflamatorios, quimioterapia, etc), favoreciendo la acción de patógenos oportunistas. Por otro lado, el efecto sobre la salud de tener un tipo u otro de microbiota es uno de los grandes temas que se están investigando actualmente.

Microbiota y enfermedad, ¿causa o consecuencia?

Existen ciertas enfermedades que se relacionan con una alteración en la composición de la flora intestinal. La gran pregunta, sobre la que aún no hay una respuesta consensuada, es ¿la enfermedad es causa o consecuencia de las modificaciones de la microbiota?

En los últimos años ha aumentado el número de investigaciones que tratan de entender la relación entre obesidad y microbiota. En este sentido, estudios en ratones obesos ob/ob (tienen una mutación en el gen de la leptina), demuestran que la composición de la flora intestinal del colon se modifica en comparación con ratones normales, teniendo los obesos un aumento de más del 50% de bacterias del tipo Firmicutes, mientras que en ratones con normopeso predominan las de tipo Bacteroidetes. Además, la cantidad de energía excretada en las heces de ratones obesos es menor que la de ratones en normopeso, lo que indica que el proceso de extracción y absorción de energía a partir de los alimentos es más eficiente en el obeso. Parece que estos cambios en la composición de microbiota intestinal de sujetos obesos, se deben al contenido en grasa de la dieta, ya que llega mayor cantidad de grasa al colon, provocando una disminución de Bacteroidetes y un aumento de Firmicutes y Proteobacteria independientemente del fenotipo obeso.

Pero, ¿cómo afecta la microbiota al desarrollo de obesidad? Los datos más interesantes son el hecho de que la composición de nuestra flora intestinal temprana (ésta se forma durante el desarrollo embrionario) puede ser un biomarcador para desarrollar obesidad. Así, factores como la alimentación de la mujer embarazada, la lactancia materna o la forma de introducir los alimentos en el niño, pueden determinar o influir en el tipo de microbiota. Por todo ello es de vital importancia la adquisición de hábitos de vida saludables, no sólo por nosotros sino también por nuestros hijos.

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Griselda Herrero Martín
Doctora en Bioquímica y Dietista-Nutricionista (Colegiada nº AND-336). Apasionada de la investigación y la educación dentro del ámbito de la nutrición, la alimentación y la salud. Actualmente soy profesora en el Grado de Nutrición Humana y Dietética (Universidad Pablo de Olavide), donde también realizo y coordino cursos de formación especializados en nutrición (Aula de Mayores, Cursos de Verano, Títulos propios, etc). Además, dirijo el equipo de Norte Salud Nutrición, centro multidisciplinar que se centra en asesoría, psiconutrición y educación nutricional. Colaboro con diversas revistas escribiendo artículos científicos y de divulgación, con la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER) elaborando material didáctico y he participado en programas de televisión. Soy colaboradora de la Escuela de Padres con Talento, y Responsable de Formación Continuada del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía.

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