La nutrigenómica consiste en el estudio de la interacción entre nuestro genoma (y sus diferencias inter-individuales) y el ambiente (particularmente la nutrición). El conocimiento de esta interacción genoma-nutrientes nos puede permitir conocer por qué determinados alimentos pueden ser perjudiciales para un grupo de personas, mientras que para otros no.
Un ejemplo sería la intolerancia a la lactosa, derivado de una inactivación de la enzima lactasa hacia los 4-5 años, imposibilitando así la metabolización de la lactosa, el «azúcar de la leche». Esta inactivación de la lactasa no se da en todos los seres humanos, por lo que la leche puede ser considerado un alimento adecuado, pero sólo para aquellos individuos que no han inactivado la expresión de la enzima lactosa. La no universalización de una recomendación nutricional es, para mí, la consecuencia más importante de la interacción genes-nutrientes, de donde lógicamente también deriva el concepto de nutrición personalizada.
Aprovecharé este ejemplo de la leche para evaluar, desde el punto de vista de la Nutrigenómica, la dieta paleolítica. Según esta dieta, los seres humanos tenemos que seguir un plan nutricional basado en la antigua dieta de plantas silvestres y animales salvajes que fueron consumidos por los humanos del período Paleolítico, porque nuestra genética no ha tenido tiempo de adaptarse a los alimentos aparecidos durante estos últimos 10.000 años. Por lo tanto la dieta paleolítica se compone principalmente de carne, pescado, frutas, verduras, frutos secos y raíces, excluyendo cereales, legumbres, productos lácteos, sal, azúcares refinados y aceites procesados.
El ejemplo de la leche/lactosa nos permite sin embargo afirmar que no es cierto que nuestro genoma no sea capaz de sufrir adaptaciones rápidas. De hecho, hace unos 10.000 años, todos los seres humanos éramos intolerantes a la leche, pero hace unos 7.500 años, en alguna población situada en las llanuras fértiles de Hungría, donde se había desarrollado la ganadería y por tanto sus componentes tenían acceso a productos lácteos, sufrieron una mutación en el cromosoma 2 (mutación conocida como alelo LP, de «Persistencia de la Lactasa») que permitía al organismo ignorar las órdenes de disminución en la producción de lactasa. La consecuencia es que las personas portadoras de la mutación seguían produciendo lactasa más allá de los 4 años, haciendo posible que continuaran consumiendo leche fresca y otros productos lácteos a lo largo de sus vidas. Una vez que el alelo LP apareció, ofreció una importante ventaja selectiva. Se ha estimado que las personas con la mutación habrían producido hasta alrededor de un 20% más de descendientes que los que no la tenían, un ventaja evolutiva de entre las más fuertes jamás vistas actuando sobre el genoma humano. Lógicamente este alelo se expandió de tal manera que hoy en día es mayoritario en Europa, y las pocas personas que no lo tienen son consideradas «excepciones» (intolerantes a la lactosa), cuando hace 10.000 años era lo normal.
Por tanto, una de las características de nuestro genoma es su gran plasticidad, sobre todo a nivel de metabolismo nutricional. Somos omnívoros porque a lo largo de la evolución hemos adquirido la capacidad de procesar una gran variación de nutrientes. A veces no sólo por cambios en nuestro genoma, sino también por cambios en la activación de unos y otros genes (como en el caso de la lactasa), e incluso también gracias a los microbios en nuestros intestinos, un auténtico ecosistema con una batería de genes mucho más inmensa que la nuestra (nuestro microbioma contiene más de 3 millones de genes, el denominado «metagenoma», frente a los 20.000 nuestros, X150 veces más). Muchos de estos genes están dedicados a procesar nutrientes incluidos en nuestros alimentos y que nosotros mismos no usamos (o no somos capaces de usar), aunque en muchas ocasiones sí que podemos utilizar los subproductos derivados de la metabolización de estos nutrientes por parte de nuestro microbioma. Pero este es un tema complejo y no quiero entrar en detalle.
Volviendo de nuevo a las recomendaciones de la dieta paleolítica (y por extensión, las de otras dietas similares, como la dieta de los grupos sanguíneos):
- La gran plasticidad de nuestro genoma y metagenoma ha mostrado una gran capacidad de adaptación a todo tipo de dietas (visible, de hecho, en la gran diversidad de alimentos que utilizan los seres humanos en todo el planeta). ¿Hasta qué punto podemos aducir que la «inadaptación» a una serie de nutrientes «nuevos» es responsable de nuestros problemas de salud? Creo que este punto está todavía por ser demostrado. Además, me gustaría añadir que actualmente no hay nadie que pueda decir con exactitud cómo era la dieta paleolítica, a la que teóricamente nuestro organismo está adaptado. Quizás incluso no había una dieta paleolítica común, es decir, las poblaciones humanas han seguido probablemente una gran diversidad de pautas nutricionales, lo cual ha sido uno de las claves en el éxito de la expansión humana. Sí que sin embargo me gustaría reconocer que determinados nutrientes han sufrido un cambio considerable en su proporción en la dieta humana, tanto en aumento (como la leche y productos lácteos, los cereales, los azúcares refinados, sal…) como en disminución (la fibra, los ácidos grasos omega-3 y otros micronutrientes). Y la clave puede estar en cómo estamos de adaptados a estos cambios: algunos de nosotros podemos ya estar adaptados a nivel genómico, otros no, lo cual es la idea del siguiente punto.
- Efectivamente, opino que la pregunta de si «un nutriente x es positivo o negativo para la salud» no es la pregunta adecuada, por dos razones. Primero, porque los efectos no son dicotómicos (blanco / negro), sino que hay una amplia gama de matices de grises. Y segundo, porque estos matices de gris (es decir, la gama de efectos positivos vs negativos de un nutriente) dependen en gran medida del genoma individual. Por tanto los requerimientos en la composición de nutrientes de la dieta de una persona son diferentes de los requerimientos de su vecino. Por ejemplo, en el caso de las vitaminas, las cantidades diarias necesarias de vitamina B9 por una persona pueden ser incluso 10 veces mayores que para otra persona. La pregunta adecuada no es por lo tanto si un nutriente «X» es adecuado para los seres humanos (o mucho menos si estamos adaptados a ese nutriente), sino en qué porcentaje debe entrar dicho componente en la dieta de una persona en concreto para aumentar al máximo los posibles beneficios en su salud.
De este último punto, el más importante, me gustaría poner un ejemplo de un estudio reciente en el que he participado junto con un equipo internacional de investigadores, y que presentaremos en el próximo congreso de la NuGO, en referencia al gluten. Sabemos que hay una «predisposición genética» a la sensibilidad al gluten en algunas personas que llevan en su genoma unas variantes concretas denominadas HLA-DQ2 o HLA-DQ8. Estas variantes se hallan en aproximadamente en el 35-40% de la población general, y aunque poseer estas variantes no significa necesariamente desarrollan la enfermedad celíaca, sí es cierto que tienen un mayor potencial genético para hacerlo.
La razón por la que estas variantes producen un aumento del riesgo de enfermedad celíaca es que éstas producen unos receptores de antígenos (activadores del sistema inmune) con una mayor afinidad (se unen con más fuerza) por la gliadina, un componente del gluten. De este modo, estas formas del receptor son más propensas a activar los linfocitos T e iniciar el proceso inmune contra el antígeno, es decir la gliadina (el gluten). Además de su participación en la enfermedad celíaca, recientes estudios sugieren que las variantes HLA-DQ2 / DQ8 podrían también tener relación con la denominada Sensibilidad al Gluten No Celíaca, con síntomas similares a la celiaquía, aunque sin anticuerpos contra el gluten y biopsias duodenales normales, o con cambios mínimos. Sin embargo, a pesar de la ausencia de síntomas, cuando a los individuos con dicha sensibilidad al gluten se les retira el gluten de la dieta, presentan una respuesta positiva, con una mejora notable y/o una desaparición completa de molestias digestivas, así como de varios síntomas extra-digestivos asociados con ella.
Como algunos estudios habían observado que la presencia de DQ2 o DQ8 estaba vinculado al peso corporal (independientemente de la condición de la enfermedad celíaca), dividimos en dos grupos a 64 pacientes obesos que presentaban en su genoma (todos ellos) al menos uno de los alelos HLA-DQ2/DQ8. A ambos grupos se le prescribió una dieta de 1800 kcal/día, dietas muy similares en cuanto a nutrientes, con la única diferencia en que uno de los grupos siguió una dieta sin gluten. El grupo libre de gluten mostró una pérdida de peso significativa en comparación con los pacientes con la dieta con gluten (un 14% frente a un 8% en 3 meses, llegando a una pérdida de peso del 25% frente a un 14% a los 6 meses). En conclusión, una dieta sin gluten en los pacientes obesos con al menos un alelo de riesgo para la sensibilidad al gluten está correlacionada con una pérdida de peso significativamente mayor que una dieta estándar. Este efecto diferencial no se observaría en personas sin ninguno de los alelos de riesgo DQ2/DQ8.
Si esta interacción genes HLA-DQ y gluten en cuanto a la pérdida de peso se confirma, significaría que la retirada del gluten de la dieta sería positiva para la reducción del peso corporal sólo en individuos con al menos uno de los alelos de riesgo DQ2/DQ8. De manera análoga, y como conclusión, podemos decir que las recomendaciones de la dieta paleolítica tienen dos posibles efectos en los que la prueban: o bien no tienen efecto (ni positivo ni negativo), o bien tienen un efecto positivo. Si una persona pertenece a un grupo u otro dependerá en gran medida de su genoma (por ejemplo la retirada de la leche de la dieta será positiva en personas con intolerancia, pero no tendrá el mismo efecto en personas sin intolerancia, así como la retirada del gluten de la dieta será positiva en personas con al menos uno de los alelos de riesgo del gen HLA-DQ). Pero en el global de la comunidad, el efecto neto percibido es positivo, ya que se darán a conocer los casos en los que ha habido un efecto positivo, y se ignorarán los casos sin efecto (los que hablan, son los que tienen razones para hablar bien), aunque a la larga pueda producir carencias nutricionales. Por tanto el motivo de que sea popular es que funciona para algunas personas, al proporcionar recomendaciones que pueden funcionar para sus genomas individuales. Para el resto, tampoco sería perjudicial en el corto plazo. Pero es importante destacar que esta validez no tiene nada que ver con la lógica subyacente de la dieta paleolítica (adaptación a la dieta ancestral), sino con el hecho de que esta dieta es sólo una dieta «prudente», con unas recomendaciones dietéticas con potenciales efectos beneficiosos (en mayor o menor grado, seguramente según el genoma individual), pero cuyo efecto no tiene nada que ver con la persistencia de nuestra adaptación genética a la dieta del paleolítico.
Creo que más que preocuparnos por la introducción de nutrientes recientes en la historia evolutiva humana, el mayor problema nutricional al que nos enfrentamos es a la pérdida de la diversidad nutricional humana. Por los motivos que sean, comemos cada vez una menor diversidad de alimentos, muchos de ellos procesados (y por tanto con una cierta pérdida de diversidad de micronutrientes). La diversidad nutricional no es sólo importante para mantener un equilibrio en la composición de nutrientes, sino también para el mantenimiento de un microbioma diverso, que complemente nuestras posibles carencias.
Interesante articulo, y sin duda este es el futuro de la nutrición (Nutrigenómica y Nutrigenética), pero , ¿no seria arriesgado que las personas que no son intolerantes a la lactosa realizasen la dieta paleolítica, poniendo en peligro la posible traducción de la proteína de la enzima lactasa, ya que el operon de la lactosa permanecería inactivo mientras se siga indefinidamente con esa dieta? He entendido que mantener el operon de la lactosa inactivo puede conllevar a la aparicion de la intolerancia a la lactosa. ¿Es cierto esto?
Efectívamente, J.Bernal, dejar de ingerir lactosa (leche) hace más probable que se inactive la expresión de la lactasa, incluso en personas «tolerantes». Hay que tener en cuenta que, de hecho, esta permanente activación no es tan permanente, es más bien un alargamiento del periodo de lactancia. La probabilidad de que esta vía permanezca activa baja con la edad y con la no ingesta de lactosa.
Gracias por la información David de Lorenzo. Tenemos un gran camino a la hora de sentar unas buenas bases en esta rama tan confusa como es la nutrición, e intentar dar la evidencia científica con buenos profesionales como hacéis aquí en Alimmenta. Un saludo.
Hola, interesante articulo , pero en mi opinión con algunos errores de planteamiento.
1.- La explicación de la adaptación del genoma humano a la lactosa, es cierta sin duda y esa capacidad existe, pero parece que hablar de grandes cantidades de seres humanos y no de individualidades así como hacerlo de tiempos pasados , nos aleja de problema, la realidad era que durante miles de años, en esa zona de centro Europa, los humanos padecieron la insalubridad de tomar leche , y pagaron sus consecuencias, con menos hijos, podemos suponer que mas enfermedades, mas debilidad, etc… hasta que los pocos que no padecían esa intolerancia se fueron quedando y los demás desapareciendo( no reproduciéndose), ergo nos adaptamos pero con consecuencias para la salud, como puede estar pasando ahora con leche, cereales, azúcar refinada, etc…
2.- No se como puede poner en duda la bondad de una dieta que recomienda comer, animales ( carne y pescado), verduras, hortalizas , frutos secos y aceites no refinados. Se le ocurren alimentos mas sanos que esos , si es así por favor dígame cuales.Lo de la sal no se de dónde lo saca, en ningún momento se prohíbe el consumo de sal en dicha dieta, si acaso se referirá UD a la sal refinada y tratada, pero desde luego no a la sal Marina.
3.- En el experimento que ud. menciona , no veo de dónde saca la conclusión: «..Este efecto diferencial no se observaría en personas sin ninguno de los alelos de riesgo DQ2/DQ8.» ya que dice ud. anteriormente «..dividimos en dos grupos a 64 pacientes obesos que presentaban en su genoma (todos ellos) al menos uno de los alelos HLA-DQ2/DQ8» es decir , ¿dónde está el grupo control que no poseía ninguno de los alelos, para deducir que ellos no perderían peso? eso es pues una suposición suya , no un hecho demostrado.
4.- Por último , habla usted del sesgo de transmisión de las situaciones positivas y no de las negativas, podría ud, al menos esbozar cual cree que podrían ser las consecuencias negativas de dejar de comer, azúcar, alcohol, productos procesados, gluten… y comer solo, carne, pescado, marisco, verduras y hortalizas?? .
Muchas gracias y un cordial saludo.
Gabriel,
disculpe que discrepe, pero no hay ningún error de planteamiento en el artículo. De hecho, me cuidé mucho de no hacerlo. Respecto a sus comentarios:
1- Ese panorama que explica de la «insalubridad de tomar leche» demuestra un desconocimiento pleno del proceso evolutivo. Hace 7.000 años nadie tomaba leche, pero sí había una cultura láctea de productos fermentados (de hecho se encontró restos de queso en una pieza de cerámica de esa época: http://www.nature.com/news/archaeology-the-milk-revolution-1.13471), que, como sabrá no contienen o contienen muy poca lactosa. Por tanto no había selección negativa de ninguna modo. Es absurdo decir que «los que tenían el alelo se fueron quedando», porque se ha demostrado que la acción fue de selección positiva del alelo LP.
2- Yo personalmente no he puesto en duda la bondad de la dieta paleolítica (sólo he comentado algunas observaciones que a nivel epidemiológico se han hecho, como por ejemplo cambios a nivel del microbioma y no precisamente favorables: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3023594/). De hecho, sí que digo que es una dieta «prudente», y como tal, seguro que seguirla puede traer beneficios a cierta parte de la población (según su configuración genómica). Pero sí que pongo en duda su idoneidad universal (creo que en recomendaciones nutricionales es más importante la configuración genética individual que la historia evolutiva de la especie humana), y sobre todo, pongo en duda su base teórica, en base a mi conocimiento personal del proceso evolutivo (que, le aseguro, es mucho, pues fue mi tema de tesis y al que he dedicado más de 10 años de mi vida). Respecto a la sal, yo no digo nada de prohibición de la sal. De hecho incluso digo que la dieta incluye sal.
3- Efectivamente, al hablar en condicional («no se observaría»), doy por supuesto que es una suposición mía, que de hecho ya estamos comprobando en nuestro grupo de trabajo.
4- Está usted equivocado, pues no hablo del sesgo de situaciones positivas y negativas. Sólo hablo de sesgo de situaciones positivas y neutras («se ignorarán los casos sin efecto»[sic] – no menciono nunca posibles casos con efecto negativo). Vuelvo a repetir que la dieta paleolítica es una dieta prudente, con probablemente ventajas para la salud (entre ellas, por algunos de los motivos que cita: dejar de tomar azúcar y alcohol, probablemente productos procesados, y del resto, habría que hablarlo). Para mí (recalco: es mi opinión personal) es una situación similar a la dieta de los grupos sanguíneos: dietas que si funcionan en algunos casos es por las características propias de dietas prudentes, pero no por sus bases teóricas.
La discrepancia es algo bueno, David, así que permítame que discrepe con su respuesta.
1.- Si en el artículo afirma UD ( y no lo pongo en duda )»..sufrieron una mutación en el cromosoma 2 (mutación conocida como alelo LP, de “Persistencia de la Lactasa”) que permitía al organismo ignorar las órdenes de disminución en la producción de lactasa…. portadoras de la mutación seguían produciendo lactasa más allá de los 4 años, haciendo posible que continuaran consumiendo leche fresca y otros productos lácteos a lo largo de sus vidas» luego como resultado de esta mutación , disponían de mas alimentos, en épocas de hambruna y probablemente , mayor masa muscular,mejor sistema inmune, mas progenie, y en general mas probabilidades de supervivencia y de procreación , por lo que no veo el desconocimiento al afirmar: «..se fueron quedando y los demás desapareciendo » refiriéndome a los que sufrieron esa mutación. es la ley de Darwin si o si.
2.- En cuanto a la dieta paleolítica y la microbiota, el estudio que UD aporta, es de una muestra N=10 ( no es para tirar cohetes) , y no indica el tipo de dieta seguido por los sujetos, desde luego por ningún sitio consta que fuese una dieta paleolítica,luego está UD. asimilando dieta paleolítica con Dieta GF , y eso no es en absoluto correcto, es mas me temo que habitualmente se entiende una dieta GF , aquella enla que siendo equivalente a la dieta tradicional, simplemente sustituye pan, pastas con gluten , por pan pasta sin gluten ( procesados con conservantes, azúcares,etc..) y eso de paleo no tiene absolutamente nada.
3.- En cuanto a lo de la sal , tiene ud. razón, entendí mal la frase y es cierto que habla ud. de un aumento en el consumo de sal, azúcares, harinas,etc…
4.-En cuanto al sesgo, la adjunto varios estudios , no sesgados, que apuntan claramente a un beneficio para la salud, que ya quisieran otras dietas .
http://www.nrjournal.com/article/S0271-5317(15)00097-4/abstract
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26003334
http://commons.emich.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1920&context=theses
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19604407
Por último veo claro que nuestro planteamiento nutricional es claramente discrepante, yo confío mucho mas en los que nos une como seres humanos que en lo que nos diferencia, sin por ello excluir que existen casos específicos, intolerancias y alergias que determinan unas recomendaciones u otras a distintas personas, pero la ciencia tiende a descubrir generalidades y en ese aspecto creo que la dieta paleo ha acertado muy de pleno en que alimentos de forma general son bien asimilados por los seres humanos y en eso coincido con sus postulados teóricos así como en los que posiblemente a una gran mayoría de los seres humanos no nos siente tan bien , aceptando por supuesto que existen casos específicos de gran adaptación, por ejemplo, recordemos personas como santiago Carrillo, que siendo fumador empedernido murió con un edad avanzada y fumador lo que no nos llevaría a decir que el tabaco puede ser recomendable ¿verdad? como mucho podríamos afirmar que hay personas alas que el tabaco no les afecta tanto como a la mayoría.
Un cordial saludo.
Buen articulo, con perdón a equivocarme, también creo que hay ciertos riesgos a la salud con ciertos métodos o dietas extremistas, pero todo se da por una mala aplicación de las mismas, se puede llevar una dieta paleo sin carencias nutricionales de ningún tipo, por el contrario puede tener beneficios a la salud en ciertas patologías (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25304296) se aborda un tema como el de la leche solo desde el punto de vista genético pero también desde la nutrición por ejemplo la leche tiene respuestas en la estimulación de insulina que algún paciente diabético podría beneficiar el no usar.
Gabriel,
tampoco quiero alargar los turnos de replicas, pero sí que necesito hacer un par de puntualizaciones a tu último comentario.
1- bajo el punto de vista de la teoría evolutiva, no es lo mismo una ventaja selectiva (ser capaz de digerir la lactosa) que una desventaja («pagar las consecuencias de la insalubridad de tomar leche», citando su primer comentario). Darwin proponía evolución por selección positiva, y por tanto el comentario que realiza no tiene nada que ver con la evolución según Darwin. De ahí mi respuesta. A nivel molecular parece confirmarse la hipótesis de la selección positiva en el caso de la persistencia de la lactasa (y no negativa, que sí se observa en otras regiones del genoma y para otros casos).
2 y 4- De nuevo, no tengo nada en contra de la dieta paleo, y seguramente es beneficiosa en muchos casos. Únicamente no comparto su base teórica. De la misma manera que se llama «dieta paleolítica» se podría llamar «dieta de los alimentos no procesados», si se adujera que nuestro organismo no se ha adaptado en los últimos 20 años a la introducción del procesado de alimentos en la cadena alimentaria al salir del pueblo a la ciudad (aunque probablemente esta última dieta no tendría tanto éxito, ya que ser «paleolítico» tiene más «appealing» y «glamour» que ser de pueblo: no hay más que ver las composiciones artísticas de los defensores de la dieta aquí: http://www.eatsleepandhealth.com/paleo-diet-the-caveman-diet/ y aquí: http://www.azspagirls.com/the-paleo-diet-practical-tips-for-the-modern-cavewoman/, o incluso algunas fotos más reales, aquí: http://www.paleodietsmoothies.com/blog/wp-content/uploads/2011/02/bigstock_Primitive_Hunters_6275856.jpg).
4- ¿En qué punto Santiago Carrillo es un ejemplo de gran adaptación? Aquí sí que me he perdido.A ver, las enfermedades complejas son resultado de la interacción entre el genoma y el ambiente. El ambiente es capaz de modificar el riesgo proporcionado por las variantes genéticas en nuestras células, y de la misma manera, nuestro genoma determina el efecto más o menos perjudicial de determinados ambientes. En todas las ocasiones, estas interacciones vienen determinadas por variantes surgidas al azar y presentes en forma polimórfica en nuestro acervo genético. Una adaptación es un cambio genético que se ha fijado en la población, por haber proporcionado una ventaja selectiva.
4bis- Hay ciertamente muchas cosas que nos unen como humanos, pero estas «cosas» en común no explicarán por qué algunos de nosotros padeceremos un cancer o una diabetes (si lo trasladamos al metabolismo, podríamos hablar de variantes funciones fisiológicas comunes a todos los seres humanos, como por ejemplo tener hambre cuando bajan los niveles de glucosa en sangre. Si todos comemos cuando tenemos hambre, ¿por qué algunos engordan y otros no?). Por tanto sólo el estudio de las diferencias en los mecanismos moleculares individuales podrá determinar estas diferencias, no el estudio de las comunes: quizás algunos tienen más hambre que otros cuando bajan los niveles de glucosa, por tener una versión diferente del gen FTO, implicado en la regulación de la ingesta…).
Un saludo
César,
te repito lo mismo que a Gabriel en mi comentario anterior: No tengo nada en contra de la dieta paleo, y seguramente es beneficiosa en muchos casos. Únicamente no comparto su base teórica. Por favor, hago un llamamiento a la comunidad paleo para que publiquen algún estudio que demuestre que nuestro cuerpo no está tan bien adaptado a la dieta moderna como lo estaba a la dieta paleolítica (y también un estudio que demuestre que sí es cierto que estamos adaptados a la dieta paleolítica, o al menos a la que se denomina como tal, que también es un punto importante a demostrar). De hecho, el tan aducido «gen ahorrador», que podría ser un modelo de lo que se predica en la dieta paleo, ha recibido muchas críticas, entre otras cosas por el simple hecho de que los múltiples intentos de descubrir dicha asociación entre un supuesto gen «ahorrador» y la actual epidemia de obesidad y diabetes (a través de estudios de asociación genética) han sido en vano.
Saludos
La verdad que me parecio estupendo el articulo. Donde estaba el sr. David de Lorenzo cuando se realizo el hangout sobre dieta paleo en Dietetica sin Patrocinadores??.
https://www.youtube.com/watch?v=0L8Z1nLfEuM
De todas maneras queremos mas articulos como este y un debate PALEO en DSP.Saludos!.
Buenas tardes,
Estoy de acuerdo con Ud, David de Lorenzo. Algo de todas formas me llama la atencion: la adaptacion de nuestro cuerpo necesitaria tantas generaciones para modificar su modo De alimentarse? Si vemos que los ratones son capaces de modificarse para resistir a los venenos que les echamos?…. No puedo creer que una especie como la humana no haya tenido la agilidad genética necesaria para su supervivencia y este tan potente hoy.
Por otra parte, no consideramos nunca factores geograficos como posibles interventores en la adaptacion genetica, por la alimentacion, quiero decir. Yo creo que no podemos quedarnos bloqueados ni en el tiempo ni en el espacio. Desde luego, el conocimiento del genoma sera de gran utilidad pero tenemos ya bastante distancia y conocimientos para sacar conclusiones?