¿Qué es la alimentación complementaria?
También se conoce como Beikost y es la etapa en la que el bebé comienza a ingerir alimentos distintos de la leche materna, o en su defecto, de la leche artificial. Es una etapa de transición hacia la alimentación de la familia. Es importante saber que estos alimentos complementan la lactancia, pero no la sustituyen, ya que la leche debe seguir suponiendo la principal fuente nutritiva del niño durante este período.
¿Cuándo se debe iniciar la alimentación complementaria?
Alrededor de los 6 meses (aproximadamente), ya que hasta esa edad, los bebés deberían tomar leche materna de forma exclusiva (o artificial, en su defecto) como único alimento o bebida. Es conveniente demorar la incorporación de la alimentación complementaria hasta (aproximadamente) el sexto mes porque ello asegura el óptimo crecimiento, el desarrollo y la salud del niño. Esto es particularmente relevante si la incorporación temprana de la alimentación complementaria contribuye a disminuir las tasas de amamantamiento o bien, su abandono precoz.
Sin embargo, según datos de la Organización Mundial de la Salud solamente el 35% de los bebés de hasta 6 meses es amamantado de forma exclusiva.
¿Cómo podemos saber si nuestro bebé está listo para iniciar la alimentación complementaria?
- Si se sienta (con apoyo) y mantiene la cabeza erguida.
- Si coordina ojos, manos y boca para mirar al alimento, cogerlo con las manos y ponérselo en la boca.
- Si es capaz de tragar alimentos sólidos, es decir, que no los empuja instintivamente hacia afuera con la lengua para evitar atragantarse (el llamado reflejo de extrusión)
Es raro que estos signos aparezcan antes de los 6 meses y es sobre esa edad cuando los niños empezarán a manifestar interés por la comida, aunque habrá ciertos bebés que no estarán listos para aceptar alimentos hasta los 8 meses.
Hay que destacar también que las tablas de los percentiles de crecimiento, aunque son útiles para vigilar el desarrollo del bebé, no sirven para orientar acerca de cuándo debe incorporarse la alimentación complementaria.
¿ “Alimenta” menos la leche que las clásicas papillas o potitos?
Esta es una creencia habitual y totalmente errónea. Este tipo de papillas aportan unas 50 kilocalorías por cada 100 gramos, menos que las cerca de 70 kilocalorías que aporta la leche, sea humana o artificial. Es por ello, entre otros motivos, por lo que entidades como la Organización Mundial de la Salud, la Academia Americana de Pediatría o la Asociación Española de Pediatría consideran importante que los bebés sigan tomando leche materna a demanda (o, en su defecto, artificial) durante el período de alimentación complementaria.
¿Cuáles son los riesgos de incorporar alimentos antes del sexto mes?
Pese a que hay algunas directrices que señalan que existen algunos bebés que podrían estar preparados para digerir alimentos complementarios a partir del cuarto mes, los riesgos de su incorporación superan cualquier posible beneficio.
De entre dichos riesgos destacan, además de un posible desplazamiento de la lactancia materna, las alergias alimentarias, la obesidad o incluso un mal desarrollo neurológico del lactante.
Además, la Academia Americana de Pediatría reveló en 2012 que los bebés amamantados de forma exclusiva hasta los 4 meses presentan un mayor riesgo de enfermedades respiratorias del tracto inferior, otitis media y diarrea que los amamantados de forma exclusiva hasta los 6 meses o más y que el riesgo de neumonía en dichos niños se multiplicaría por cuatro.
Entonces… ¿Por qué es tan habitual que se inicie la alimentación complementaria antes de tiempo?
Los motivos más habituales son por las creencias al respecto por parte de la pareja y/o del médico (pediatra) y por la disponibilidad de alimentos comerciales para bebés en el entorno de la madre a consumir a partir de los 4 meses.
Es por todo esto por lo que se deberían realizar campañas gubernamentales dirigidas a que los bebés se alimenten de forma exclusiva hasta su sexto mes y que estas campañas no deben dirigirse solamente a los padres, sino que han de convencer también a los profesionales sanitarios, así como limitar la publicidad de comida diseñada para menores de 6 meses.
Además, para facilitar que las madres puedan combinar la lactancia con una alimentación complementaria adecuada, debería existir, además, un mayor apoyo laborar, sanitario, familiar y social.
En la segunda parte del artículo, veremos el orden de introducción de los alimentos en el bebé.
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