El 40% de los jóvenes españoles tienen un problema de peso: ¿Qué podemos hacer?

peso jovenes
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Según la última Encuesta de Salud publicada este año por el Instituto de Estadística junto con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de cada 10 niños y adolescentes de 2 a 17 años:

  • Dos tienen sobrepeso
  • Uno obesidad
  • Y otro, bajo peso

Es decir, el 40% de nuestros menores tienen un problema relacionado con el peso, ya sea por exceso o por defecto.

A grandes rasgos, sabemos los riesgos y consecuencias que conlleva padecer estas enfermedades. Pero, ¿nos hemos parado a pensar que factores afectan a su desarrollo? ¿Cómo influye la sociedad en la que vivimos?

Pues bien, analizando nuestro día a día estamos expuestos constantemente a mensajes acerca de la belleza, la comida, el control de peso y aspectos relacionados con la apariencia y el aspecto físico. Por un lado, por citar solo un ejemplo, la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) junto con una empresa especializada en control de la publicidad, realizaron en 2007 un estudio cuyo objetivo era analizar cuantitativa y cualitativamente los anuncios que se emitían en horario infantil en catorce canales estatales. Los resultados indicaron, contrariamente a lo esperado, que los productos más publicitados eran alimentos muy ricos en grasas y azucares para los que solo se recomienda un consumo ocasional. En concreto se contabilizó que el anuncio de una conocida cadena de fast food se emitió 176 veces en tan solo una semana. En el horario analizado, prácticamente no se publicitaron alimentos como frutas, verduras, legumbres o pescado.

Pero, en el otro extremo, se promociona de forma reiterada el culto al cuerpo y la población valora positivamente el estado físico de delgadez. Así, se podría decir que vivimos en una sociedad en la conviven miles de productos alimentarios junto a miles de mensajes para evitarlos; en una sociedad en la que se promociona el atracón perpetuo junto a la delgadez más rigurosa. El sistema proporciona el “mal” ( la abundancia y promoción del consumo excesivo) y, paralelamente, “su remedio” (la restricción y el consumo de sustancias y actividades adelgazantes).

En este contexto y entorno mediático es fácil entender que niños y adolescentes se sientan confusos en relación a qué es una figura corporal saludable, qué es una alimentación equilibrada y en qué consiste un control saludable del peso, confusión que contribuye a crear un entorno propicio para el desarrollo de las alteraciones alimentarias, del sobrepeso y de la obesidad.

Por tanto, ¿Qué podemos hacer para que en un futuro nuestros jóvenes sean adultos sanos? Como se suele decir: el mejor tratamiento es el que no se hace, apoyando la famosa frase: más vale prevenir que curar. Así que ese es nuestro papel profesionales de la salud, sabiendo lo que hay, intentemos formar adolescentes críticos con lo que les ofrecen, que sepan que la mayoría de imágenes que se les muestras están retocadas por photoshop, que los productos milagros no están avalados científicamente y conllevan diversos riesgos para la salud, que el abuso de los alimentos ricos en grasas y azúcares están relacionados con padecer ciertas enfermedades cardiovasculares y que el sedentarismo es uno de nuestros peores aliados a la hora de mantener un buen estado de salud.

Fomentemos la alimentación equilibrada, variada y saludable y la realización de actividad física:

  • Promoviendo la ingesta de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres y arrinconando para ocasiones puntuales los alimentos precocinados o el fast food.
  • Animando a caminar cada día: no utilizar el ascensor o bajar una parada antes del transporte público son pequeñas maneras de tener una vida más activa.

Pero sin olvidar que, como dijo a Grande – Covian: Comer no es solo satisfacer las necesidades nutritivas del organismo, es también un placer, así que ¡a DISFRUTAR!

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