Vivimos una época de extremos, de excesos y carencias, donde el punto medio y la coherencia brillan por su ausencia.

Mientras que una mitad del mundo pasa hambre y no tiene qué comer, la otra mitad está sobrealimentada y rodeada de exceso de alimento. No voy a entrar en el debate de si se podría acabar con el hambre en el mundo, que si lo que le sobra a una mitad se le podría dar a la otra, porque esa tampoco sería la solución al problema.

Nos ha tocado vivir en un ambiente obesogénico, rodeados de productos con su estudiado marketing, sus llamativos envoltorios, su adictivo sabor y, por supuesto, sus calorías extra. A todo esto tenemos que añadir el excedente de energía que supone lo poco que nos movemos. Estos son los principales factores causantes de la creciente epidemia de obesidad de los países sobrealimentados. El problema de la obesidad, aunque parezca simple de solucionar con el tan manido “come menos y muévete más”, no lo es. Para tratar de cambiar esta realidad se necesita la implicación de los gobiernos, las instituciones y la industria alimentaria, y por desgracia todos ellos no están por la labor de poner los medios para revertir esta situación.

Una prueba de ello es que estamos, como cada año por estas fechas, en plena operación bikini y los vendedores de productos y terapias milagrosas ya se han empezado a frotar las manos. Nos pasamos la mayoría del año `malcomiendo´, todo el día sentados y sin hacer ejercicio de forma regular, para luego querer hacer milagros en una semana. Pues no, los milagros no existen.

Si a esto le sumamos el peso que tiene sobre nuestras conciencias los cánones de belleza que las grandes marcas de moda tratan de imponernos, a través de sus modelos, reafirmo mi palabra “extremo” del comienzo de este artículo. Las modelos de hoy en día no suelen tener un aspecto saludable, algunas incluso están enfermas aunque ellas no lo sepan. Recientemente, en Francia se ha retirado la foto de una campaña de una marca de moda de lujo gala por la extrema delgadez de la modelo. Está bien que estas acciones tengan lugar, pero hay que ir al origen de esta situación y denunciar que estas estrategias de marketing que relacionan sus productos con la delgadez llevada al límite son intolerables. Al igual que el peso de las modelos es inaccesible para un gran porcentaje de la población, el precio de sus productos también lo es. Así que no sólo no te podrás comprar ese bolso carísimo, sino que encima hará que te sientas gorda.

En el extremo opuesto, están las modelos de tallas grandes, cada vez más de moda, que defienden su exceso de peso como algo normal y saludable. Tess Holliday es una de ellas. Acaba de fichar por una agencia de supermodelos y en este video te anima a ponerte el bikini tengas la talla que tengas:

La belleza es algo subjetivo,  pero la salud no lo es

Aunque esta modelo esté feliz por ser la primera que con una talla 54 trabaja para una súper agencia, está enferma y su diagnóstico es obesidad. El problema es que la gente no se muere de obesidad. Las personas obesas vivirán menos años y con una peor calidad de vida, tendrán más probabilidades de sufrir un infarto, convertirse en diabéticas o hipertensas, y de eso sí que se muere la gente. Todo esto es mucho más importante que el simple hecho de parecer bellos o no.

Así que sé realista y sobre todo quiérete, no maltrates tu cuerpo con dietas infumables, infusiones milagrosas o pensando que una persona obesa está sana.

El mejor consejo que te puedo dar es que no hagas nada que tu cuerpo no te haría a ti. Cuídate mucho, y mejor si lo haces durante todos los días del año.

 

La foto de la campaña que ha sido prohibida en Francia (FOTO: ELPAÍS.COM)

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