Son dos habilidades cognitivas claves para llevar una vida satisfactoria y cómoda en la mayoría de los entornos en los cuales nos solemos mover; especialmente en los ámbitos laboral y académico, pero también en el área personal. Muchas personas inician un gran número de proyectos con gran ilusión, de los cuales no consiguen terminar casi ninguno. Identificar necesidades y fijar objetivos está muy bien, pero si no sabemos proceder adecuadamente hasta llegar a la meta, estamos perdid@s.
“Percibe los problemas como retos
La palabra «problema» no es parte del vocabulario de una persona feliz. Un problema es visto como un inconveniente, una lucha, o una situación de inestabilidad, mientras que un desafío es visto como algo positivo, como una oportunidad, una tarea o un desafío. Cada vez que te enfrentas a un obstáculo, intente verlo como un reto.”
Totalmente de acuerdo con el aspecto semántico, aunque no veo problema alguno en llamar a las cosas por su nombre. La formulación explícita de un problema no debe asustarnos. Un buen entrenamiento en técnicas de solución de problemas, que es una herramienta básica de la psicología cognitivoconductual, puede ayudar a dotar la palabra del sentido adaptativo que nos comentan.
“Apunta alto
Las personas que tienen el hábito de aspirar y pensar “en grande” tienen más probabilidades de lograr sus objetivos que los que no lo hacen. Si te atreves a soñar, tu mente se focalizará en lo que importa y se pondrá en un estado más positivo.”
Fijarse metas realistas y dividirlas en submetas suele ser un buen consejo, muy útil, por ejemplo, para quienes quieren lograr una reducción de peso. Cada persona se conoce a sí misma y sabe el grado de exigencia que es razonable pedirse. Los buenos profesores saben que no pueden exigir lo mismo a todos sus alumnos, y adaptan las metas en función de gran variedad de variables, aun garantizando que toda la clase llegue a unos niveles de rendimiento considerados aceptables.
“No pongas excusas.
Benjamin Franklin dijo una vez: «El que es bueno para poner excusas rara vez es bueno para nada más.» Las personas felices no inventan excusas o culpan a otras personas de sus propios fracasos en la vida. En lugar de ello, se responsabilizan de sus errores y, al hacerlo, adoptan una actitud proactiva para cambiar hacia mejor”
A juzgar por cuanto nos ha llegado de su personalidad, Benjamin Franklin debió de ser una persona, si no feliz, bastante despreocupada. El hecho de permitirse un margen para cometer errores puede ayudar a la construcción de una relación más madura con un@ mism@, lo cual probablemente se extrapolará a la relación con las demás personas. Engañar no es bueno, pero engañarse a sí mism@ no tiene perdón. Reconocer un hecho o un problema es condición sine qua non para plantear alternativas que posibiliten su resolución.