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Productos comerciales infantiles: ¿el lobo feroz?

Hay algo que me da pánico, terror, me pone la piel de gallina. Sí, no puedo evitarlo, cada vez que sé que está ahí, mirándome, acechándome, llamándome; se me pone el bello de punta. Lo cierto es que tiene un poder de atracción irresistible, es magnético e indescriptiblemente atrayente haciendo misión imposible zafarse de su visita obligada. Sí, para los que no lo habíais adivinado antes, os hablo del pasillo de alimentos infantiles.

Por deformación profesional, supongo, o por interés como futura madre (o por ambos motivos a la vez, para qué vamos a elegir uno) no puedo evitar estos meses pasearme con mayor frecuencia por este pasillo y ver qué se cuece, qué nos ofrece de nuevo. Evidentemente, como es obvio, no es el pasillo en sí lo que me da miedo, sino el contenido: las montañas de preparados infantiles comerciales

¿Por qué no me gustan los productos comerciales infantiles ?

Indiscutiblemente, este tipo de productos tienen una serie de ventajas que los convierte en atractivos para los padres:

  • Son muy fáciles de transportar
  • Son rápidos y fáciles de preparar
  • Son perfectos para comer fuera de casa
  • Tienen fácil aceptación

En definitiva, son muy cómodos esto no vamos a dudarlo; Ahora bien, también se me ocurren muchas más desventajas:

-No alimenta más que la leche materna. Repito otra vez, por si no ha quedado claro: No son mejores que la leche materna. El hecho de utilizar una cuchara no da superpoderes y aporta nutrientes “extra” a nuestro hijo, por mucho que en el paquete se indiquen los supernutrientes que contiene y me reiteren en sus anuncios que gracias al botecito mi hijo crecerá más y estará más sano y fuerte que Popeye.

Si comparamos la composición de la leche materna con el de un potito de verduras y pollo cualquiera la cantidad de grasa es cuantitativamente menor: 100g de leche materna nos aporta aproximadamente 4,4 g de grasa mientras que un potito de pollo y verduras nos aportará unos 2,2 gramos de grasa, es decir, un 50% menos. Recordemos que la grasa constituye en este período un macronutriente básico para el correcto crecimiento y desarrollo del bebé.

La textura en forma de triturados dificulta la enseñanza de la alimentación autónoma. Los preparados comerciales tienen una textura muy homogénea y fina ( Ni siquiera una papilla casera logra alcanzar ese grado de homogenización ) de esta manera, aprenderán primero a tragar descartando la masticación cuando, en realidad, lo que nos interesa es que “aprenda a comer”, y eso se logra primero masticando y segundo tragando. Vamos, que estaríamos empezando la casa por el tejado.

La composición nutricional de muchos de ellos deja mucho que desear. El contenido de azúcares en su composición es alarmante. Un consumo exacerbado de azúcares conlleva la siguiente problemática:

  1. Son “calorías vacías”, es decir, no nos están aportando ningún nutriente además de energía extra a nuestra alimentación. Teniendo en cuenta las cifras exorbitantes de obesidad en nuestro país creo que es un aspecto más que a tener en cuenta.
  2. Implican mayor riesgo cariogénico (que nuestro hijo desarrolle caries) y, por ende, no predisponen al desarrollo de una adecuada salud bucodental.
  3. Este es el aspecto que más quiero recalcar: suponen un perjuicio en la educación nutricional del niño. Si desde pequeños los acostumbramos a consumir alimentos de una textura extrafina y muy azucarados, la incorporación de otros alimentos que no dispongan de estas características puede convertirse en un auténtico calvario. Me quedo con una frase del doctor Carlos Gonzalez en esta conferencia que os invito a ver : el objetivo de la alimentación infantil no es sólo nutricional, es también EDUCACIONAL

POSTRES LÁCTEOS INFANTILES

CEREALES INFANTILES DESAYUNO

Galletas, miel, chocolate, azúcar o sacarosa …¿Son realmente necesarios en la alimentación infantil? ¿Acaso es imprescindible que el segundo ingrediente de consumo mayoritario de nuestros hijos sea el azúcar? Permitidme que responda categóriamente: NO. No estarán mejor alimentados si por la noche le damos un biberón con cereales en polvitos, ni dormirán mejor, ni estaremos favoreciendo que el niño crezca más sano y fuerte por mucho que en la etiqueta ponga que están enriquecidos en hierro y en tropecientas vitaminas y minerales. Os diré más, lo único que estamos favoreciendo es que el niño se acostumbre a estos sabores industriales, demasiado dulces, refinados y de texturas infinitamente homogéneas y que el día de mañana siga prefiriendo estos sabores a los de los alimentos “reales”

Me sorprende la alta aceptación que tienen entre la sociedad y me alarma aún más que parece se están convirtiendo en imprescindibles para muchas madres. Siento disentir, en la alimentación complementaria los productos industriales no son la panacea; hay infinitas opciones más mucho más económicas y me atrevería a decir abiertamente que infinitamente mejores para su alimentación presente y futura. En este artículo mi compañera, Lidia Folgar, ya os habló de una propuesta de alimentación complementaria llamada “baby-led weaning” o “alimentación complementaria dirigida por el bebé” consistente en incorporar alimentos a la dieta del bebé cortados en pedacitos, chafados y sin imitar la textura en papilla o triturado en puré de los típicos potitos. ¿Opciones prácticas alternativas a los cereales comerciales? Arroz muy hervido hasta obtener una textura muy blandita, copos de maíz remojados, porridge de avena, pan, cous cous…Gracias a la cortesía de Claudia de Mivegablog, que desde aquí quiero agradecer el que se prestara muy amablemente a compartir las imágenes de los primeros platos de su hija, os dejo ideas prácticas de delicias y con una última reflexión:

¿ Queremos que el día de mañana nuestros hijos consuman única y mayoritariamente alimentos altamente procesados sólo porque no son capaces de aceptar ni entender los sabores de un alimento que no lo esté?

cous cous con verduritas y seitán
Cous cous con verduritas y seitán
hervido de patata, zanahoria y brócoli
hervido de patata, zanahoria y brócoli
croquetas de arroz, calabacín y calabaza
croquetas de arroz, calabacín y calabaza
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Naira Fernández Fernández
Naira Fernández Fernández
Soy Diplomada en Nutrición Humana y Dietética y Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (UCM) con Máster en Dirección y Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente (Universidad de Murcia). Creo que transmitiendo un correcto mensaje en nutrición a la población se pueden prevenir multitud de enfermedades hecho que me llevó a crear mi propio blog (una pizca de vida) y a estudiar el Máster en Profesorado de Educación Secundaria, Bachillerato y FP (UNIR) para formarme como educadora.

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3 COMENTARIOS

  1. Buenos días, muy buen aporte, querá consultar tb acerca de los productos que ofrecen nutrientes para un mayor desarrollo físico e intelectual (Enfagrow y otros), de antemano muchas gracias

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