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Las vitaminas que preparan nuestro cuerpo para el verano

Llegan los meses de verano y con ellos el calor y la ya conocida astenia veraniega. Esa sensación de agotamiento que consigue acabar con toda tu energía. Si bien es cierto que el calor juega su papel, hay algo que puedes hacer para prevenir y combatir el cansancio durante el verano: ¡llenar tu cuerpo de vitaminas! 

Además, el exceso de sol, la deshidratación y la falta de apetito comunes en los meses de verano, pueden pasar factura a tu organismo. Así que, toma nota: te explicamos cómo conseguir las vitaminas que preparan nuestro cuerpo para el verano

Vitamina A: no la olvides si quieres que tu piel luzca radiante 

La vitamina A interviene en la formación y buen mantenimiento de los huesos, los dientes y la piel; así como del buen mantenimiento de la vista. Especialmente en situaciones de luz oscura. Es importante que cubras tus necesidades de vitamina A durante los meses de verano para mantener una piel sana, ya que muchas veces se puede ver castigada por los efectos de una exposición excesiva al sol. Tomar alimentos ricos en vitamina A te ayudará en la regeneración de la piel

Sobre cómo conseguir llegar a las cantidades diarias recomendadas de vitamina A; primero debemos diferenciar el retinol, la forma activa de vitamina A que podemos encontrar en la leche entera, en el hígado de animales como el bacalao o el alimentos fortificados, de los carotenoides

Los carotenoides y su poder antioxidante 

Los carotenoides son pigmentos que pueden transformarse en la forma activa de vitamina A y que se encuentran en alimentos vegetales otorgándoles colores amarillentos, anaranjados y rojizos. De los más de 500 tipos que existen, posiblemente el más conocido sea el betacaroteno. Seguramente has escuchado hablar sobre el papel antioxidante de la vitamina A. Este mérito se debe a los carotenoides. La función de los antioxidantes es proteger nuestras células de los radicales libres, unas sustancias que se relacionan con los procesos de envejecimiento del organismo y con el desarrollo de enfermedades como el cáncer. 

Así que ya sabes, añade a tus ensaladas hortalizas de color rojo, amarillo y naranja como la zanahoria, el tomate o los pimientos para conseguir tu vitamina A diaria. También puedes tomar un gazpacho bien fresco que, además, te ayudará a mantenerte hidratado los días de más calor. 

Vitamina D: salud para tus huesos 

Nuestros niveles de vitamina D y la exposición al sol durante el verano están muy relacionadas. El déficit de vitamina D es una situación muy común entre la población general. Esto se debe a que gran parte de la vitamina D la sintetiza nuestra propia piel gracias a las absorción de los rayos del sol. Esto hace que los meses previos al verano, nuestros niveles de vitamina D sean más bajos que cuando han terminado los meses más soleados. 

Cómo detectar y prevenir el déficit de vitamina D 

Si bien es cierto que puede que no notes ningún síntoma a pesar de tener un déficit de vitamina D, en ocasiones puede aparecer cansancio y sensación de debilidad muscular. Por este motivo, no debes descuidar conseguir un buen nivel de vitamina D durante el verano. Además, la principal función de la vitamina D es la de intervenir en la absorción del calcio. En este sentido, un nivel adecuado de vitamina D ayuda a prevenir las enfermedades óseas como la osteoporosis y ayuda al buen mantenimiento de la salud ósea. Si bien esta es su función más conocida, la vitamina D también influye en el buen mantenimiento del sistema inmunitario. Esto es debido a que la vitamina D es crucial para activar las defensas del organismo. 

Cómo ya hemos dicho, la principal fuente de obtención de la vitamina D son los rayos del sol. Sin embargo, no es la única. También se puede encontrar en los lácteos o los huevos. Si sueles utilizar protección solar alta y tu exposición no es suficiente, es posible que necesites algún suplemento de vitamina D. Suplementos de vitamina D como los que se encuentran en la web de El Búho Verde pueden ser de utilidad en estos casos. Consulta con un profesional si puede ser útil en tu caso personal. 

Vitaminas del complejo B: un cóctel de energía 

Las vitaminas del grupo B intervienen en el metabolismo y la obtención de energía. Un aporte insuficiente puede aumentar la sensación de cansancio durante el verano.  Las vitaminas del complejo B se pueden encontrar en cereales integrales y legumbres, frutos secos, verduras y hortalizas de hoja verde y en productos de origen animal como la carne o el pescado.

Vitamina B2 o riboflavina para ayudar a tus defensas 

Dentro del grupo de la vitamina B, tenemos la riboflavino o vitamina B2, necesaria para la formación de glóbulos rojos. Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno por el organismo. La riboflavina, además de intervenir en la generación de energía para el organismo, también ayuda al buen mantenimiento del sistema inmune. Asegura un aporte adecuado de vitamina B2 o riboflavina para sentirte con energía y combatir a los virus durante este verano. La puedes conseguir incorporando alimentos como los cereales integrales, los lácteos o los frutos secos en tu alimentación. 

Consume suficiente vitamina B9 y B12 para evitar la anemia 

En la formación de glóbulos rojos, también intervienen otras vitaminas del complejo B como la vitamina B9 o ácido fólico y la vitamina B12. Esta última también es necesaria para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, incluyendo las funciones cognitivas.

Es importante hacer hincapié en la vitamina B12 en el caso de seguir una dieta vegana o vegetariana. Al encontrarse únicamente en alimentos de origen animal, la recomendación en ambos casos es suplementar dicha vitamina. Aunque la vitamina B12 se encuentra en productos consumidos por vegetarianos como los lácteos o los huevos, la recomendación general para cubrir las necesidades diarias recomendadas es suplementar la vitamina B12 en su forma más conocida, la cianocobalamina. De otro modo, no se puede asegurar un aporte diario de vitamina B12 suficiente. 

Vitamina C: para cuidar tu sistema inmune durante el  verano 

Si hay una vitamina popularmente relacionada con el verano es la vitamina C.  Por un lado, esto se debe a que la vitamina C es esencial para el buen mantenimiento del sistema inmune. Seguro que durante tu niñez, alguien te dijo lo importante que era tomarte un vaso de zumo natural de naranja para prevenir los resfriados. El motivo de esta recomendación popular es la cantidad de vitamina C que aporta la naranja. La vitamina C interviene en el funcionamiento de los glóbulos blancos o leucocitos como los monocitos, los neutrófilos y los linfocitos. Todos ellos intervienen en la respuesta inmune de nuestro organismo. Son los encargados de combatir a los virus cuando entran en nuestro cuerpo. Así que, ahora más que nunca, debemos asegurar que nuestro sistema inmune esté fuerte. 

Además, la vitamina C también contribuye a la regeneración de la piel, muy necesaria en los días de verano que pasamos más tiempo expuestos al sol. También interviene en la cicatrización y tiene un elevado poder antioxidante, como la vitamina A. Para llegar a las cantidades diarias recomendadas de Vitamina C, puedes consumir frutas ricas en vitamina C como el kiwi, la naranja o la papaya entre horas o bien incorporar verduras como el tomate o el pimiento en tus comidas principales. 

Ahora que ya sabes cuáles son las vitaminas que te van a preparar para el verano, es hora de ponerse manos a la obra y llenar tus platos de vitaminas. 

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Laura Bonet
Laura Bonethttps://www.alimmenta.com/equipo/laura-bonet-gallardo/
Mi nombre es Laura Bonet. Soy técnico Superior en Dietética y Máster en Nutrición y Salud, aunque también soy periodista. Cuando terminé el grado de Periodismo, me di cuenta de que poco a poco algo se había ido convirtiendo en mi pasión: la nutrición. La mayor parte del día la dedicaba a aprender cómo podía mejorar mi alimentación y la de los que me rodeaban. Me llamaba a atención lo difícil que podía resultar seguir una alimentación saludable en un entorno en el que cada vez tenemos más opciones para elegir, pero en el que flojea la educación nutricional. Fue entonces cuando di un giro en mi formación y cursé un Máster en Nutrición y Salud y el Grado Superior en Dietética; para poder ayudar a la gente en consulta, directamente, a mejorar su alimentación y conseguir unos hábitos saludables.

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