El tomate se considera botánicamente una fruta, ya que  proviene de una planta (Solanum lycopersicum) y contiene semillas. No obstante, es considerado verdura ya que su contenido en azúcares es menor al del resto de frutas convencionales y por tanto su valor calórico es menor. Por lo que no lo solemos encontrar de postre sino como ingrediente principal: en un gazpacho o una sopa de tomate, como acompañamiento o bien decorando y aportando sabor a nuestras recetas mediante sofritos y salsas.

Los tomates podrían decorar alegremente las estanterías de fruterías y supermercados por la infinidad de variedades que existen, los hay verdes, naranjas, de colores amarillentos , rojos pálidos o intensos , grandes o pequeños. Pero todos tienen algo en común: el licopeno.

El licopeno es una sustancia química que existe naturalmente en frutas y hortalizas. La sandía, la papaya, el pomelo, la zanahoria, el pimiento rojo o la calabaza, son algunas de ellas.  Se trata de un pigmento natural llamado carotenoide.

Cómo el licopeno del tomate se convirte en beneficioso

Pero, ¿qué convierte al licopeno en una sustancia beneficiosa para nuestra salud? El licopeno actúa como un poderoso antioxidante en nuestras células para que no sufran daño. Por ello se le relaciona con su posible efecto de prevención en el cáncer, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, e hipertensión entre otras enfermedades de etiología en el que el estrés oxidativo juega un papel importante.

En los tomates, el contenido de este antioxidante aumenta con la maduración y difiere mucho en función de la variedad. Por lo general,  la cantidad de licopeno en los tomates de ensalada oscila entre los  3  mg por 100 g de tomate crudo y en los de «tipo pera» es más de diez veces esa cifra.

Además, la biodisponibilidad del licopeno, es decir, la facilidad de tu cuerpo para asimilar dicha sustancia mejora cuando este se encuentra procesado, es decir, ha sido cocinado.  Esto se debe a que el calor modifica su estructura química de tal forma que mejora su absorción en las células intestinales.

Además al tratarse de una sustancia liposoluble (soluble en grasa) se ha comprobado que su biodisponibilidad se ve favorecida cuando se agrega aceite en la preparación, preferentemente de oliva virgen, ya que contiene vitamina E y esta actúa mediante sinergia potenciando el carácter antioxidante del licopeno. Por lo tanto, enriquecer tus platos con salsas o puré de tomate, en la que se aprovecha la pieza entera, es  una buena estrategia para beneficiarte de su poder antioxidante.

enriquecer tus platos con salsas o puré de tomate es  una buena estrategia para beneficiarte de su poder antioxidante.

A continuación te facilitamos 2  recetas sencillas, sabrosas y saludables para que puedas empezar a poner en práctica:

Ensalada de espirales a las finas hierbas

Ingredientes para 1 persona:

  • 60-80 g en crudo de pasta  de espirales
  • Sofrito de salsa de tomate. Por su calidad y sabor, te recomendamos la receta artesanal de Helios
  • 1 cucharadita de café de hierbas aromáticas (perejil, estragón, cebollino, perifollo).

helios receta artesana

Pasos:

  • Cuece la pasta según las instrucciones del paquete.
  • Calienta la salsa de tomate en una sartén y añade la pasta.
  • Adereza al gusto con las mezcla de finas hierbas. Y ¡Listo para consumir!

Bacalao en su jugo bañado en salsa de tomate

Ingredientes para 1 persona:

Pasos:

  • Calienta un chorrito de aceite de oliva en una sartén. Cuando esté caliente añade la salsa de tomate “estilo mediterráneo” y sofríe unos 3 minutos.
  • Incorpora el lomo de bacalao en la sartén con la piel hacia abajo y cuece a fuego lento.
  • Agrega más salsa de tomate.
  • Una vez el bacalao esté bien cocinado, aderézalo al gusto con orégano. Déjalo reposar unos minutos. ¿Qué esperas a probarlo?
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