En las anteriores entradas (I, II, III y IV) hemos hablado sobre las funciones de las proteínas y del motivo por el que sus requerimientos son superiores entre los profesionales del deporte y las personas físicamente activas frente a las personas sedentarias. Esta mayor necesidad proteica nos lleva a preguntarnos: ¿ Es necesaria una suplementación?
Según la Academy of Nutrition and Dietetics, Dietetics of Canada y el American College of Sports Medicine si una dieta es balanceada no es necesaria una suplementación proteica. De hecho, la Academy of Nutrition & Dietetics prefiere un buen aporte proteico a partir de alimentos frente al consumo de suplementos.
Estoy de acuerdo en que estos requerimientos proteicos, aunque más elevados, pueden obtenerse directamente a partir de la dieta actual ya que en la mayoría de los casos estas recomendaciones no sólo se cumplen sino que se sobrepasan. Veamos un ejemplo: una persona sedentaria de 55 kg necesitaría 43,2 g de proteína (0,8g/kg de peso corporal ) lo cual se cubriría únicamente con 1 taza de leche desnatada (200ml) y un filete de ternera 175g. En el caso de ser deportista con un requerimiento de 1,5 g de proteína/kg de peso con ese filete de ternera y el vaso de leche habría cubierto más del 50% de sus necesidades diarias de proteína.
Por tanto, podemos deducir que en nuestra dieta habitual y ,de manera general, es muy fácil obtener un porcentaje proteico que cubra nuestras necesidades diarias. Pero hay que tener en cuenta que este mayor aporte proteico va acompañado de grasas en su mayor parte, de origen animal ya que hay un mayor consumo de los alimentos de origen animal frente a los vegetales (el colectivo vegetariano, evidentemente, se encontraría fuera de esta generalización) lo que también puede suponer un consumo de grasa superior a lo estipulado (menor del 30%) Un plan nutricional óptimo y personalizado elaborado por un profesional dietista-nutricionista podría ayudar a que el aporte proteico mantenga también un adecuado aporte lipídico.
Analizando más de cerca los suplementos de proteína podemos ver que tienen una importante ventaja añadida digna de ser tenida en cuenta y es que nos aportan proteínas de alto valor biológico sin estar acompañadas de un alto porcentaje lipídico. Por ejemplo, un bocadillo de 80g de pan blanco con 40g de jamón york nos estaría aportando un total de 293 kcal con 14,43 g de proteínas y 5,6 g de grasa mientras que 40g de un suplemento de proteína aislada de suero de leche con maltodextrina aportaría 150 kcal con 9g de proteínas ricas en aminoácidos ramificados y 0 g de grasa.
En resumen, la utilización de suplementos proteicos puede resultar ventajosa y es una opción más. En definitiva, lo relevante es que nuestra dieta cubra las necesidades proteicas, que el reparto sea equilibrado a lo largo del día y, sobre todo, que se realice en el momento adecuado para que favorezca la formación y regeneración muscular tras el ejercicio.
En la siguiente entrada hablaremos de los tipos de suplementación proteica que existen, cuándo tomarlos y en qué cantidades para beneficiarnos al máximo de sus propiedades.
Bueno, sobre todo nos interesará una suplementación de proteína porque además de su alto valor biológico, la proteína de lactosuero es de absorción muy rápida :), por supuesto ayuda el que no tenga grasa, que ralentizaría su absorción.